De cómo Nicolás se hizo Maduro según Omobono

Por.- Eduardo Martínez/ Corresponsal en Italia

Lo malo del exilio venezolano, es que lo más granado de las generaciones dejan el país. Lo bueno, es que no importa a donde viajemos, nos encontramos con talentosos venezolanos que se han exiliado y que demuestran que no se olvidan de Venezuela.

Tal es el caso de Carlos Omobono, periodista, profesor, dramaturgo y actor que ahora vive en Milán, al norte de Italia.

En el encuentro, no perdimos la oportunidad de entrevistarlo. En una especie de “Tu y Yo con”, el recordado programa de entrevistas, indagamos su opinión sobre temas enigmáticos de la realidad venezolana. Lo que el entrevistado no evitó contestar en un estilo serio, dado que desde la acera del arte de la dramaturgia, abundan los conceptos, el humor velado y el temperamento cargado de ironías.

¿Maduro es venezolano?

En principio es Nicolás, con impreciso lugar de nacimiento. Aunque el mismo presidente de Venezuela asegura haber nacido en Caracas un 23 de noviembre de 1962 en una urbanización de nombre Los Chaguaramos. Pero algunos de sus acólitos, en declaraciones públicas, lo ponen a nacer en otras barriadas caraqueñas: El Valle y/o La Candelaria, y otro, inclusive, -para que la duda abunde- coloca su cuna  en el estado Táchira -al oeste de la nación.

¿De dónde vino? ¿Dónde nació?

Sus opositores, por el contrario, sostienen que el gobernante -fiduciario de un Hugo Chávez muy enfermo y de un Fidel Castro moribundo- es colombiano por nacimiento.  Al ser hijo de madre colombiana, doña Teresa de Jesús Moros -oficialmente inscrita en la iglesia parroquial de San Antonio de Cúcuta, Colombia- y por acontecer que ambos, madre e hijo, junto al tío José Mario Moros, se residencian en el país vecino al territorio venezolano durante la mocedad de Nicolás. Sus parientes Moros, por tanto, han logrado que se alcen conjeturas sobre la ciudadanía del párvulo Nicolás y que la población venezolana – prevenida – refunfuñando susurre «¡hay moros en la costa!”; se usa por lo general, en castellano, para advertir de algún peligro y se corresponde en el muy chic alemán al dicke Luft.

¿Qué tiene que ver el alemán en todo esto?

Y a propósito del alemán, lo de la nacionalidad de Nicolás es como la diatriba sobre la de Hitler, ¿austriaco o alemán?… Todavía hoy, se duda sobre su origen. No así sobre su delirio autoritario.

¿Sobre el de Maduro o Hitler?

Me refiero a Maduro, por supuesto. No a Hitler; quien se ha convertido en un meme suculento para Internet desde donde se hace humorismo con su imagen de dictadorzuelo con escaza propiedad de lenguaje. Me refiero a Maduro, no al Fürher de quien recordamos, Adolf, hasta escribió un libro panfletario Mein Kampf  (Mi Lucha).  Se ha hecho, decía, una caricatura virtual sobre un hombre real e irremediablemente malvado por resentido… Confieso, que en éste punto me perdí, no sé ya si me refiero a Hitler o a Maduro…Ofrezco mis escusas.

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¿Qué piensas de la actual constituyente?

Retomando el hilo…constituyente, y no constitucional, toda vez que Maduro en su codicia de perpetuarse en el poder como Mussolini, también, se vale de una fraudulenta constituyente, así la tildan sus opositores los de Maduro; y hasta algunos chavistas de la primera hora como Luisa Ortega Ex Fiscal General del Ministerio Público venezolano, el diputado Germán Ferrer del partido de gobierno y cónyuge de la susodicha, y, asimismo, militares tal el caso del mayor general Alexis López Ramírez, quien ejercía como Secretario de Defensa de la nación suramericana, y renuncia por estar en desacuerdo con la fraudulenta constituyente impuesta por Maduro.

Tal constituyente o “prostituyente”, como la bautiza el diputado opositor Henry Ramos Allup, tiene muchos puntos de contacto con la asamblea de los fascistas y de las comunas de diseño político dictatorial de Mussolini, entelequia que sustituye la cámara de diputados en Italia desde 1939 al 43. A la postre un fracaso del bufo Duce. En tal sentido vale la pena citar a Errico Buonanno, escritor italiano que, en su libro, “Il sindrome di Nerone”, sostiene la tesis que “Detrás de cada dictador hay un artista fracasado”. Ya dice que Benito Mussolini, presumía de tocar el violín. Agrego yo, humildemente, como Nicolás Maduro reputa que baila salsa, sabrosón y despacito, el mismo día que su régimen reprime y asesina jóvenes manifestantes en las calles de Venezuela, enfrentados a la fulana constituyente de talante comunismo cubano. ¿Hasta cuando asesinatos de jóvenes civiles para mantenerse a toda costa en el poder?

¿Esta actitud no es original de Maduro?

Así parece ser que se estila, y no sólo en el trópico. Tal es el caso de Nicolae Ceausescu secretario general del Partido Comunista Rumano desde 1965 hasta su ejecución, en 1989. Marcado ídem por un gran resentimiento social y una gran propensión de poder acompañado de un intenso deseo por el dinero, y quién sabe es el caso de otro Nicolae, ¿Caso Odebrecht?, por los lares del Caribe.

Omobono pidió en este punto excusas nuevamente “por haberse perdido”. ¿Perdido porqué?

Ofrezco mis escusas, nuevamente. En este punto me perdí, otra vez. No sé ya si me refiero a Nicolae o a Nicolás, a Maduro o a Mussolini…o a todos ellos, al unísono.

¿Por qué te pierdes?

Nos pasa a los autoexiliados, no sé cómo explicarlo, que no podemos parar de escribir, de advertir, parafraseando a Neruda: “No hay silencio que no termine”.

Desde el mundo de la dramaturgia, para que los electores entiendan la situación, ¿cómo es la aproximación de Maduro al cine?

Si acaso no he sido suficientemente útil como para atinar a decir de cómo Nicolás se hizo Maduro, bastaría leer. ¡Oh sacrilegio!, o para aquellos fanáticos cinéfilos, ver el film de Hal Ashby (1979), con Peter Sellers, “Desde El Jardín”. Excelente novela de Jerzy Kosinski, para entender como el protagonista Mr. Chance, peculiar ignorante, llega casi a manipular las más altas esferas del poder. Obviamente Nicolás Maduro y su compinche camarada Raúl Castro, están por encima de Mr. Chance, si bien son gobernantes -bastante aproximados- a causa de sus propios imprevistos. Nadie pudo imaginar un comunismo dinástico o hereditario. Algo que Carlos Marx nunca pensó, de lo que ni tan siquiera habló, pero que éste par de caballeritos, lo obtienen. (Las circunstancias la conocemos).

¿Cómo es el autoexilio?

En fin, cuando uno está rodillas en tierra, con el supremo comandante autentico que es Dios, el corazón descansa y sabe, de cómo resistir soberanamente fuera de su patria: “Vivir lejos de la tierra en que nací. Cual ave que se va de su nido. Tal es el hombre que se va de su lugar”, citando Proverbios 27:8.

Finalmente le preguntamos, al periodista y hombre bueno de teatro, si esto será tema de un guión teatral firmado por  Omobono. Se quedó pensando, mostró una sonrisa amplia y enigmática, y prefirió el silencio. Ya nos enteraremos.