Política exterior: En Jaque Mate régimen venezolano

Por J. Gerson Revanales

***Cuatro hipótesis de conflicto con cuatro países limítrofes representan el fracaso de la política exterior.

La Guerra Fría fue un enfrentamiento político, económico, social, militar, informativo, científico y deportivo iniciado al finalizar la Segunda Guerra Mundial entre el bloque occidental-capitalista liderado por Estados Unidos, y el bloque oriental-comunista liderado por la Unión Soviética, que se prolongó hasta finales del siglo pasado con la caída del Muro de Berlín. Pretender revivirlo enfrentándose a los EE.UU, sin medir las posibilidades de éxito, representa una verdadera estolidez en la razón, el conocimiento y el discurso en la política exterior en tiempos de globalización, donde los intereses económicos tienen prioridad por encima de los políticos y geopolíticos.

La Crisis de los misiles en Cuba, como se denominó al conflicto entre los EE.UU, la URSS y Cuba en octubre de 1962, generado a raíz del descubrimiento por parte de EE UU de bases de misiles nucleares rusos en territorio cubano, quedo atrás.

Hoy, ni el señor Putin ni Xí Jinpíng de China, dan medio bitcoin por Cuba y ni pensarlo Kim Jong‑un de Korea del Norte. Las guerras en el siglo XXI no son un militares ni económicas, sino de mercados. China es un claro ejemplo. Este país se ha ido convirtiendo en un gigante, no por su ejército o extensiones territoriales, si no gracias a su giro hacia al capitalismo y el libre mercado, que le permitió pasar de una pobreza extrema de 88.3 % en 1981 al 1.9 % en 2013. Es decir, 850 millones de chinos pudieron salir de la pobreza, con un cambio de modelo económico iniciado a partir del giro dado por Deng Xiaoping al imponer una nueva doctrina de “Un país, dos sistemas” con la coexistencia de uno capitalista y otro socialista en paralelo; la transferencia de Hong Kong por parte de Inglaterra a China en julio de 1997; y de su ingreso a la OMC en diciembre del 2001. En cambio, un estudio realizado por el BID, subraya que la pobreza en Cuba es más grave de lo que muestran las cifras oficiales, que a menudo «sobrestiman el valor del peso cubano al equipararlo artificialmente al dólar estadounidense». Por ejemplo, en 2014 el PIB per cápita de Cuba fue de $3,016, «mucho más bajo que el dato de $7,177 que se obtendría directamente de las cuentas nacionales cubanas empleando la tasa oficial”.

Recurrir al fantasma de la Guerra Fría en política exterior es correr hacia adelante. Difícilmente Putin pudiera financiar una guerra fuera de sus fronteras naturales como lo hizo Inglaterra  en las Malvinas y China solo juega a la guerra de mercados pero no se enfrentaría militarmente con los EE.UU.

Los “Games of Thrones” son propios de las escuelas de Guerra, pero en política exterior tener hipótesis de conflicto con los vecinos es un juego temerario e irresponsable. Tentar a los EE.UU es una fanfarronada ridícula pero peligrosa; crear un falso positivo con Colombia para generar un conflicto al estilo de las Malvinas sería un suicidio en primavera, cuando el próximo presidente de Brasil ya enseñó los dientes y Guyana se encuentra como caimán en boca de caño.

 

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