Por.- Alex Vallenilla
A casi dos meses de los anuncios del plan económico aplicado por Nicolás Maduro, la hiperinflación ya devoró el nuevo salario mínimo que según el mandatario estaría “anclado” al petro, la criptomoneda que está referenciada según lo que cuesta un barril de petróleo. La subida de precios ha sido incontenible, el nuevo modelo que vino a suprimir los “precios justos”, ahora llamado los “precios acordados”, ha terminado en un estruendoso fracaso imposible de cumplir.
El economista Ángel Alvarado hizo un recuento a través de su cuenta Twitter y dijo que la cantidad de billetes en manos del público sigue alrededor de unos 25 centavos de dólar y considera que la reconversión no cambió nada sobre la crisis de pagos con el dinero en efectivo: anteriormente el venezolano disponía de 170 dólares en cantidad de billetes en manos del público.
También dijo que luego de 57 días, la inflación diaria continúa en 4%, advirtió que seguirá la devaluación y que continúa la criminalización del mercado cambiario.
Los trabajadores públicos vienen manifestando que el nuevo salario único, de 1.800 bolívares (nuevos) al mes, no alcanza para nada. Un cartón de huevos se puso en 440 bolívares, el queso blanco en 460 bolívares el kilo, la carne en 390 bolívares el kilo, el kilo de café en 600 bolívares, un kilo de arroz en 100 bolívares, muy lejos de los “precios acordados”.
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Según Maduro los trabajadores públicos ya podrían salir todos los fines de semana con su familia y consumir en centros comerciales, pero en una protesta de personal de la cancillería, el reclamo era que todo subió de precios mucho más que el sueldo y que eso no era posible. Las tablas salariales no se cumplen, por lo que los contratos colectivos quedaron prácticamente eliminados con el nuevo sueldo que se impuso igual para todos los rangos y todo tipo de personal, salvo el de la industria petrolera que salió a protestar y con el que se llegó a acuerdos de los que no se tienen detalles hasta ahora.
La primera semana en aplicar la reconversión monetaria y la devaluación al llevar el dólar Dicom a 62 bolívares, que corresponden a 6.200.000 del dinero que queda desmonetizado, dejó a la población recibiendo bonos a través del carné de la patria, las compras se multiplicaron y los anaqueles quedaron vacíos. Ahora que los rubros comienzan a llegar de nuevo con precios actualizados, la población encuentra la dura realidad y se da cuenta que la hiperinflación sigue su rumbo.
La administración Maduro ha logrado en algunas regiones restablecer el pago por taquilla en los bancos, la razón es que el bolívar ha dejado de ser demandado en las fronteras por contrabandistas de gasolina y de oro, ya que las operaciones ilegales ahora se hacen con dinero efectivo pero en pesos colombianos, o cualquier otra divisa distinta al bolívar, por lo que no se paga premio a quienes lleven bolívares en efectivo para esa actividad y esto ha permitido que las agencias bancarias realicen pagos completos en las taquillas.
El plan de Maduro, quien al hacer los anuncios dijo que era sólo de él, no logra sostenerse según lo planteado en el respaldo con el precio del barril de petróleo, ya que el resto de la economía venezolana y la escasa producción que hay no está “anclada” a la producción petrolera ni al precio del barril, por lo que es imposible que los precios de todos los rubros queden anclados de la manera que pretende la administración Maduro. Un ejemplo de ello es que nada tiene que ver la producción de petróleo y su precio, con la cantidad de huevos que ponga una gallina.