Los tiempos son de negociación y no de diálogo

Por Gerson Revanales

***El Ministro de Exteriores español, por hacerle carantoñas al tigre, salió rasguñado en la reunión de Ministros de Exteriores de la Unión Europea.

Uno de los tres grandes majaderos, en su transitar por la Mancha, le comentaba a su escudero “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Por ello no comprendemos cómo el Sr. Borrel, palabras más o palabras menos, osó proponer que se diera un giro a las sanciones impuestas a altos funcionarios del gobierno a cambio de un mayor diálogo. Estamos seguros de que dicha iniciativa no salió de la embajada española en Caracas, ni del ministro Borrel, sino de Rodríguez Zapatero, alias “Bambi” entre sus amigos del PSOE, quien debe parte de su gestión a la venta millonaria del sistema de fragatas al régimen de Chávez.

Claro, el diálogo es necesario. Toda negociación requiere del diálogo, pero dialogar no es negociar, por lo que en este momento en que el país se hunde en una crisis de consecuencias impredecibles, la única salida pacífica, democrática y constitucional, no es diálogo sino la negociación con una agenda cerrada con puntos específicos: derogación de la ANC; cambio del CNE; actualización del TSJ y liberación de los presos políticos. Cuando el gobierne acepte estas condiciones habrá negociación.

Posiblemente porque no estamos en los zapatos de Borrel no conocemos los secretos de palacio, pero por la burda propuesta estamos casi seguros de que Zapatero le vendió la idea de proponer más diálogo como si desde hace más de tres lustros el país no ha estado buscando el diálogo, advirtiendo que el modelo castrocomunista no es la vía para sacarlo de los graves problemas en que Chávez nos hundió.

En todo proceso de negociaciones las presiones son necesarias. Durante la guerra de Viet Nam, mientras en París se negociaba, en Viet Nam los B52 sembraban los campos de napal. Más reciente, en Colombia lo vimos durante los diálogos de paz, así que esta burda demanda, interpuesta por Zapatero, dejó aislado al gobierno de Sánchez, quien quizás desconoce la historia chiquita de la ayuda que le prestó la democracia venezolana a la España post-Franco, cuando sus líderes de chaqueta de pana viajaban y entraban de contrabando a España.

La decisión de los ministros de Exteriores de la Unión Europea respaldando las sanciones a funcionarios, como el embargo de armas y de material que pueda utilizarse para la «represión interna», así como el marco legal para imponer medidas selectivas contra los responsables, no pueden ser llamadas ni injerencistas, por ser decisiones internas de solo aplicación intracomunitaria, ni los funcionarios sancionados son la patria. Los esfuerzos políticos y diplomáticos que hoy se hacen para apoyar una solución pacífica negociada a la crisis política, son parte de una agenda democrática por lo que el camino escogido por el Consejo Europeo de adoptar medidas de forma «gradual y flexible» es la vía que debe adoptar Sánchez y Borrel y no los consejos de un Zapatero tarifado quien por sus múltiples fracasos perdió credibilidad para servir de mediador.

Foto: El País

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