Por Rafael Bayed
***Otra puerta que se le cierra al régimen es la externa, pues los países demócratas del mundo no reconocerán el periodo de gobierno de Maduro como resultado de las elecciones de mayo pasado.
La situación del país es grave. Ningún país ni instituciones financieras del mundo le dan crédito al régimen de Nicolás Maduro, a pesar de los teatros que monta en los cuales supuestamente le dan creditico. Hasta regalando las reservas de minerales no convence a los posible acreedores.
Nos roban nuestro dinero con el supuesto cambio del cono monetario. Engañan a la gente de la tercera edad con un aparente certificado, respaldado con oro, para que los pobres ilusos entreguen sus ahorros, prestaciones y aguinaldos al régimen. Cuando ese papel, al igual que nuestra moneda, no valen nada. El capricho de una monada electrónica, el Petro, no es más que una forma de engañar al pueblo y reducirle su poder adquisitivo, ni tampoco tendrá poder para un flujo de caja internacional. Esa moneda no tiene ningún asidero jurídico ni económico, porque no hay estudios serios que lo respalden.
Económicamente el país no tiene salida. Todas las alternativas de una economía cerrada no permitirán el desarrollo de la nación. Todo lo planteado por Nicolás Maduro es un fracaso, desde la incapacidad de los escogidos como miembros de un gabinete hasta asesores incompetentes y corruptos.
Otra puerta que se le cierra al régimen es la externa. Los países demócratas del mundo no reconocerán el periodo de gobierno de Nicolás Maduro como resultado de las elecciones de mayo próximo pasado, aunque algunos políticos, tratando de romper el bloque del desconocimiento, porque se venía venir por la forma arbitraria del proceso, no lo lograron, y quedaron muy mal ante el electorado venezolano y los países democráticas del mundo.
“Los modelos productivos que hasta ahora hemos ensayado han fracasado”, dijo Maduro durante su participación en la tercera jornada del IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al tiempo que hizo una autocrítica: “la responsabilidad es nuestra, es mía”, pero sigue empeñado maliciosamente en mantener un sistema que empobrece al pueblo.
Registros de la Unión Nacional de Trabajadores muestran que los puestos se han perdido por el cierre de empresas, tanto privadas como vinculadas al Estado, y también por los despidos masivos que se han llevado a cabo. En los 5 años de mandato de Maduro se han perdido 4.750.000 puestos.
La situación ha provocado un incremento de la economía informal y abarca 52 % de la masa laboral.
Su vanagloria del resultado positivo de sus políticas en los planes sociales son todo un fracaso y un foco de corrupción, es decir, que también el supuesto dinero para los planes sociales también es una ruta de corrupción.
Cada intervención pública esporádica o por las cadenas interminables a través de los medios de comunicación son una sarta de mentiras. Jamás ha tenido una intervención con hilaridad. Todo es retórica y demagogia.
Definitivamente Nicolás Maduro es un dictador incapaz, en todo lo amplio y ancho del significado de la palabra.