Debemos salir de la esclavitud que se nos impone.Foto: YouTube

Debemos salir de la esclavitud que se nos impone

Por Rafael Bayed

***Debemos salir de la esclavitud que se nos impone paulatinamente, de la condición de personas sujetas a los designios de estos gobernantes sin opción a réplica, discrepancia, decisión o protesta.

Hemos visto varios escenarios: los grupos armados en Venezuela, que son una realidad; en la frontera quienes mandan son miembros de la FARC y el ELN, protegidos y apoyados desde el alto gobierno, y la cúpula militar que protege al régimen; bandoleros justificándose sin razón contra el Estado de Derecho, como defensores de la “revolución”; desadaptados, toxicómanos y facinerosos. No hay voluntad de desarmarlos, pero la oposición nacional que somos la mayoría de los venezolanos no le tememos a los encapuchados, locos o locas, delincuentes cuyas amenazas a la larga se volverán en contra del Gobierno.

Los Castro confirman que lo que hay en Venezuela es comunismo. Ahora la preocupación de ellos es saber sobre el tiempo. Quieren hablar como físicos, y nosotros le decimos que se lea el diccionario de la Lengua Española, de la Real Academia y encontrará satisfecha su inquietud; pero también le podemos decir que tiempo es la pérdida de decenios que ha tenido en gobernar bien a Cuba esclavizando al pueblo.

La historia nos ha demostrado que a través del sistema democrático, los países van mejorando sus estructuras políticas fortaleciendo sus instituciones para el beneficio del pueblo. En el comunismo, las instituciones van desapareciendo en beneficio del régimen y en perjuicio del pueblo.

Vimos cómo sostiene que no tiene nada que ver con los terroristas colombianos que se hacen llamar guerrilleros, cuando eso no es verdad. Repetidas son las veces en que Chávez salía en sus teatros semanales. Ahora, casi a diario, Nicolás Maduro aparece defendiendo la actuación de los delincuentes terroristas colombo-venezolanos. Quién pretende  deslindarse de estos asesinos de más de cinco décadas en Colombia, para mantener su proyecto continental, según instrucciones de los Castro.

Mientras el Comandante Chávez vivía inventando confrontaciones y divisiones internas y externas, un grupo de facinerosos manejan los intereses del Estado como si fueran propios, la lista de forajidos y perversos dentro de todos los poderes del Estado es interminable, hoy igual que él, Nicolás Maduro permite mafias que extorsionan a empresarios y comerciantes. Hay ministros cobrando coimas de contratos sin finalizar las obras, confirmados por el propio excontralor. El Ministerio Público enjuicia a los disidentes del gobierno y protege a los corruptos del oficialismo y sus aliados. En los tribunales, en cualquiera de las competencias, cabalga la corrupción como un caballo sin riendas. Los registros y notarías están a merced del libre albedrío de los funcionarios, y paremos de contar.

Debemos salir de la esclavitud que se nos impone paulatinamente, de la condición de personas sujetas a los designios de estos gobernantes sin opción a réplica, discrepancia, decisión o protesta.

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