Crónica chavista: Rebelión en el autobús

Foto: Cortesía de La Patilla/@PedroELeal – twitter

Por Jaime Granda.

Los ministros y trabajadores del Estado rechazan lo que está ocurriendo en Venezuela y piden recuperar la industria petrolera.

Hace 20 años el pueblo venezolano quedó deslumbrado por las promesas que hacía un grupo de socialistas que vieron en un golpista teniente coronel la posibilidad de conseguir lo que no habían logrado con las guerrillas y otras acciones inspiradas por el grupo de Fidel Castro en Cuba.

Al igual que el teniente coronel comenzaron a ofrecer el cielo en la tierra y pronto obtuvieron los votos suficientes para convertir al militar en presidente de Venezuela y comenzaron a probar sus teorías sobre lo soñado y prometido.

Ahora, ese grupo de socialistas dice que al desaparecer el teniente coronel, el que tomó el volante del autobús llamado Venezuela, parece que tiene problemas con las señales del camino, y en vez de enfilar hacia el cielo en la tierra lo hizo hacia el infierno a donde hemos llegado y ahora millones de venezolanos, sin comida, medicinas, buen transporte, malos servicios de agua, luz y telefonía, reclaman lo prometido.

Ese grupo de socialistas desencantados comenta que si el chofer y sus colectores son incapaces de entender que al transporte público ni a ninguna actividad comercial se le pueden decretar precios en medio de hiperinflación, no hay manera de que este infierno mejore.

Lo triste es que al pueblo llano le han hecho creer que los transportistas y los demás comerciantes elevan sus precios, no en función de sus costos, sino porque son especuladores. Por eso, denuncian que los transportistas del Área Metropolitana tomaron la decisión de aumentar el pasaje, ya que los 3 Soberanos que estaban cobrando “no alcanzaba para cubrir los gastos de mantenimiento de las unidades”. Desde el lunes todas las rutas hacia el centro de Caracas están cobrando 5 Soberanos y en las noches pueden llegar a hasta 20. Lo peor es que ese ascenso seguirá mientras la hiperinflación no sea detenida.

Rebelión en el autobús

El descontento con el chofer del autobús llamado Venezuela es interno y externo, civil y militar, y muchos chavistas expresan sus ideas sobre lo que consideran agotado. Los trabajadores del Estado, incluyendo petroleros y de servicios públicos como electricidad, telefonía, acueductos, salud, educación y otros están protestando en todo el territorio nacional. Un dirigente laboral comentó esta semana que no es casualidad que salario y democracia hayan sido aspiraciones y conquistas que recorrieron la misma acera en la reciente historia republicana y con este proyecto se han perdido.

 

Tanto opositores como chavistas arrepentidos coinciden en que no hay nada que justifique la destrucción de la industria petrolera de Venezuela ni la negación de los derechos laborales a todos los trabajadores, aunque el régimen todavía tiene comprado a algunos dirigentes.

El ex ministro de Petróleo y expresidente de PDVSA, Rafael Ramírez, dijo el domingo en su artículo de opinión: “PDVSA no escapa a la misma situación, han firmado una Convención Colectiva de espaldas a los trabajadores, donde, para realizar el acto de firma en ‘La Campiña’, la Casa Militar desalojó a todos los trabajadores de las torres, tomó con piquetes de la Guardia Nacional las instalaciones, y montó un escenario con los “nuevos empresarios” y los grupos proto fascistas que ha insertado y estimulado el madurismo para dividir a los trabajadores petroleros.

Ha contado el gobierno con la complicidad de dirigentes sindicales provenientes de la IV República, oportunistas, obesos de traición, que se han convertido en fervientes maduristas, para cumplir su triste papel de usurpadores de la voluntad de los trabajadores y escamotear sus derechos.

“También ha contado con el silencio de otrora dirigentes revolucionarios que siguen prefiriendo ‘pasar agachados’, aunque tienen bastantes posibilidades de decir o hacer algo al respecto, tanto desde el PSUV, la ANC o desde los extensos espacios televisivos de los que disponen. Sólo ven hacia otro lado”.

Rafael Ramírez fue más allá: “El madurismo, en su arbitrariedad e indolencia, su desconexión con el pueblo, sigue jugando con fuego, provocando y llevando las cosas al límite. Se juega con el futuro de todo un país, y no les importa, porque se les acabó el tiempo y están rociados de gasolina, por lo que están dispuestos a llevar al país al infierno de la guerra, con tal de mantenerse en el poder.

“Esta situación no tiene retorno, ni puede ser enmendada, Maduro debe salir del gobierno, debe asumir uno nuevo, una Junta Patriótica de Gobierno, para darle un ‘parao’ a este desastre, a esta caída libre de todo un país y, sólo luego de ello, podremos iniciar la reconstrucción de la patria”.

La destrucción de PDVSA ha llegado a tal que el diputado a la Asamblea Nacional y economista José Guerra dijo el miércoles que ha dejado de producir 740 mil barriles de petróleo desde diciembre de 2017 a octubre de 2018.

Po esa circunstancia el Estado venezolano ha dejado de percibir 14.400.000.000 millones de dólares americanos.

Ante esa situación, el economista, ex ministro y miembro de la Asamblea Nacional Constituyente Jesús Faría expresó el miércoles: «El incremento de la producción de petróleo en este momento es la tarea central, porque es la única forma de obtener divisas de manera independiente, sin depender de otros factores. Estamos sufriendo una política de sanciones ilegales, que apuntan básicamente al financiamiento externo».

Resaltó además que «la posibilidad de estructurar deuda, de captar recursos en el mercado internacional es muy severa por las sanciones, y por ello debemos buscar traer divisas por el petróleo».

Sin embargo, los organismos internacionales que se ocupan de la actividad petrolera advirtieron esta semana que la recuperación de la producción de Venezuela tardará, por lo menos, 20 años, si se comenzará a trabajar en ello de inmediato.

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