Por Alfredo Michelena.
Michelle Obama no ha sido la Primera Dama que ha escrito sus memorias, pero su libro de más de 400 páginas ha sido un best seller. En él retrata su vida con los altos y bajos de su relación con un hombre dedicado a la política, recorre pasajes íntimos de su vida y no deja a parte su animadversión por Trump.
Los comienzos
“Becomming”, que podríamos traducir como devenir, hacerse o convertirse, es el titulo de las memorias de la exprimera dama de los EE.UU., Michelle Obama.
En ellas relata los momentos que para ella fueron más relevantes de su vida. Una vida que comenzó en el sur de Chicago y que la llevó desde el apartamento de una habitación en que vivía con sus padres y su hermano, hasta la Casa Blanca, pasando por la famosa Universidad de Princeton y de allí a la no menos famosa de Harvard. Sus primeros años no fueron fáciles, ella se describe en ese contexto como una «la luchadora».
La plácida vida que narra en los primeros años de su vida, donde el tema racial no aparece como determinante, ha hecho que el escritor estadounidense negro Ta-Nehisi Paul Coates escribiera que la descripción de su “idílica juventud” hizo que él casi “la confundiera con una blanca”.
Sin embargo en su libro ella refiere como una situación en la cual se vio envuelto su hermano con la policía, le enseñó, en sus palabras, que «el color de nuestra piel nos hizo vulnerables». Incluso comenta que las experiencias de discriminación crearon en su familia «un nivel básico de resentimiento y desconfianza».
Michelle conoció a Barack en la firma de abogados donde ambos trabajaron y se casaron en octubre 1992. Tuvieron dos hijas que nacieron vía fertilización in vitro según revela ella misma en su libro. Así como que tuvo un aborto no deseado.
La esposa
Cuenta en su libro la lucha que tuvo que llevar adelante para ser la esposa de un político, el senador y luego presidente Barack Obama. Los compromisos de su marido son, como sucede en muchas parejas, un elemento que dificulta que él asuma responsabilidades en “parenting”, es decir la crianza de los hijos. Incluso ella revela que para superar esto tuvieron que recurrir a profesionales aunque Barack fue reacio a esto y prefería que ellos resolvieran el asunto entre ellos. Finamente aceptó, siempre que fuera hecho despacio. Ella describe que esta ayuda facilitó desatar ese nudo que se había hecho y que ellos no podían deshacer.
En su libro nos relata que aprendió que podría estar más a cargo de su felicidad de lo que ella misma se estaba permitiendo. Para ello, se deslastró del resentimiento, dejó de contar las cenas que Barack había perdido y dejó de envidiar que él podía hacer ejercicio mientras ella no había encontrado tiempo para ello. Entonces se organizó. Su familia la ayudó, su madre llegaba muy temprano en la mañana mientras ella corría al gimnasio y volvía antes del desayuno de las niñas.
Asumir las faltas de su marido como algo “normal”, por su trabajo y responsabilidad le dio paz y tranquilidad. Fue “como un alpinista a punto de resbalar de una cumbre helada y logra clavar su pico de escalar en el suelo «.
Las opciones políticas
Para muchos detrás de este libro están las intenciones de Michelle de ser la primera “mujer y negra” que tome las riendas del país más poderoso del mundo. Haber lanzado el libro justo después de las elecciones de medio término, para varios analistas, mostraría sus apetencias políticas. Además, ella sería un buen candidato pues no solo es muy apreciada dentro del partido demócrata, sino que traería una fortaleza moral en un país muy dividido. Una encuesta hecha en mayo pasado mostraba como la exprimera dama partiría en una campaña presidencial en una posición de aceptación superior a Trump y que el 90% de los demócratas tienen una opinión favorable de ella.
El único problema es que ella ha repetido una y otra vez que no está interesada en participar. «Nunca he tenido la pasión por la política» nos dice. «Sucedió que me casé con alguien que tiene pasión por la política, y él me drogó dando patadas y gritando en esta arena».
Su percepción de la política es muy crítica: «El mundo político no era un lugar para la gente buena». «Nunca fui una apasionada de la política y mi experiencia de estos últimos diez años no hizo mucho para cambiar eso. Sigo estando desanimada por la malicia». Sobre sus aspiraciones políticas ha dicho “debido a que la gente suele preguntar, lo diré directamente: no tengo ninguna intención de postularme para un cargo, nunca». Sin embargo, aún muchos la ven e incluso la aúpan para que se enfrente a Trump en 2020.
Trump
Michelle no escatima críticas a Trump en su libro. No entiende, por ejemplo, como tantas mujeres hayan votado por un «misógino» en vez de por su amiga Hillary Clinton. Pero una de las cosas que más le molestó y por la cual no perdona a Trump, es haber puesto en peligro a su familia, cuando con “sus insinuaciones ruidosas e insensatas «, ponía en duda la nacionalidad de su esposo, acusándolo de que había nacido en Kenia. Era algo “expresamente hecho para agitar a los perturbados y los locos», comentó. “Estaba poniendo en riesgo la seguridad de mi familia”. «¿Y si alguien inestable hubiese cargado un arma y conducido a Washington? ¿Y si esa persona hubiese ido tras nuestras hijas?». “Por eso nunca lo perdonaré».
La Casa Blanca cambió, nos dice, «La diversidad vibrante … desapareció, reemplazada por lo que parecía una uniformidad desalentadora, el tipo de cuadro abrumadoramente blanco y masculino que había encontrado tantas veces». Quizás por todo eso, es por lo que Michelle no sonrió durante la ceremonia de juramentación de Trump.