Por Rafael Bayed
***A muchos personajes de la época de los 60 y en adelante solo les interesó ponerse en el poder para expoliar al país.
Durante los años 60 y 70 del siglo XX, era un activo guerrillero de los grupos armados de las FALN que luchaban contra los gobiernos democráticos, legítima y legalmente constituidos. Rodríguez Araque adoptó el seudónimo «Comandante Fausto», liderando frentes guerrilleros, criminales, contra la población civil y militar, destacándose como experto en explosivos, como muchos otros criminales de la época. Ingresó en 1966 en el Partido de la Revolución Venezolana (PRV) de tendencia marxista, donde colaboró activamente con los líderes criminales de la época.
En agosto de 1979, y luego de una profunda crisis estructural interna del PRV, abandona las filas de esta organización y con el grueso de militantes crea «Tendencia Revolucionaria», grupo ilegal que inicialmente mantuvo una posición guerrerista pro lucha armada pero que en realidad no logró consolidarse como núcleo revolucionario en ese momento.
En 1983, Rodríguez Araque decidió dejar las armas, aunque hace más de una década en 1971 el presidente Rafael Caldera había decretado una amnistía y pacificación. Rodríguez siguió la política pacífica parlamentaria por una escisión del Partido Comunista de Venezuela: Causa R, desde 1983 a 1997, durante este último año fue disidente de su partido y se alió a la corriente de Pablo Medina. De ella surgió la organización Patria Para Todos, conformada por los causaerristas que apoyaron el Caracazo y fomentaron los saqueos y asesinatos de la población pobre. Rodríguez había apoyado la intentona golpista del 4 de febrero de 1992 así como al líder de la rebelión, el teniente coronel Hugo Chávez como candidato presidencial a las elecciones de diciembre de 1998, que ganó.
Rodríguez adquirió una reputación como negociador y buscador del consenso, aunque él era un opositor firme de la privatización en el sector petrolero durante los años 1990 (los paquetes petroleros de los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera).
Al igual que muchos, algunos ya desaparecidos, eran de la tesis de acabar con los demócratas a plomo limpio. Cuando la huelga petrolera, promovida por Chávez, los trabajadores amenazaron con un paro nacional, y este personaje manifestó: “Quemaremos al país. Nos costó tomar el poder para ahora perderlo”.
Rodríguez fue designado ministro de energía de Venezuela a partir de 1999, cuando Chávez accedió a la presidencia, estando en dicho cargo hasta el año 2000. En ese mismo año fue designado secretario general de la OPEP promoviendo la reducción de petróleo para conseguir un aumento de su valor en los mercados. Fue relevado en el cargo el 31 de junio de 2002 por su compatriota Álvaro Silva Calderón. Pasó a ejercer el cargo de presidente de la compañía petrolera propiedad del gobierno de Venezuela Petróleos de Venezuela (PDVSA), donde falló en sus esfuerzos de resolver el conflicto interno que enfrentaba la directiva de la empresa con el gobierno.
Estos personajes, criminales de la época de los 60 en adelante, solo les interesó ponerse en el poder para expoliar al país. Así es la revolución de los socialistas-comunistas-anarquistas, un discurso para el pueblo ignorante y ellos con las alforjas llenas.