Este año, el mundo de la belleza femenina se convirtió en el centro de los reflectores de adeptos y curiosos cuando la organización de Miss España eligió a Ángela Ponce, un transexual, como su representante para el Miss Universo, generando así un amplio debate sobre el tema.
Para el certamen de belleza más importante del mundo esto significó un plus de publicidad, ya que todo el mundo comenzó a hablar sobre el “transexual” del Miss Universo. Pero qué pasa cuando colocas a alguien que nació siendo hombre a competir contra mujeres, no sobre una pasarela, sino en un escenario deportivo donde la capacidad física es lo primordial para conseguir el triunfo.
Según la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (FELGTB), “una persona transexual es aquella en la que su identidad sexual está en conflicto con su anatomía sexual. Consecuencia de esta disonancia es el deseo de vivir y ser aceptada como un miembro del sexo opuesto, por lo general acompañado por el deseo de modificar mediante métodos hormonales o quirúrgicos el propio cuerpo para hacerlo lo más congruente posible con el sexo sentido como propio.
Quizás el caso más famoso en el mundo del deporte es el de la corredora sudafricana Caster Semenya, ganadora de los 800 metros lisos en los campeonatos mundiales de 2009 y 2017, y de un oro olímpico en la misma distancia durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.
Después de consagrarse como la corredora más rápida de los 800 metros, generó sospechas que señalaban que en realidad se trataba de un hombre. Tras realizársele diferentes pruebas, se demostró que tiene una anomalía cromosómica. No tiene útero ni ovarios pero sí testículos internos.
A pesar de esto, y después de mucha negociación, la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), que hasta ese momento no estaba preparada para casos de ese tipo, accedió a no revocarle ninguno de sus logros.
Sin embargo, en abril de 2018 el IAAF dio a conocer nuevos criterios de elegibilidad para las atletas con altos niveles de testosterona, el cual impedirá a dichas competidoras, como Semenya, participar en pruebas de 400 metros, carreras de vallas, 800 metros, 1500 metros, carreras de una milla y eventos combinados que comprendan esas carreras.
El requisito para poder participar es que reduzcan sus niveles de testosterona a 5 nanomoles por litro durante un periodo continuado de al menos seis meses.
En el caso que no deseen someterse a esta reducción hormonal las atletas podrán participar en la categoría masculina si así lo desean.
La normativa estaba prevista que entrara en vigencia a partir del 1 de noviembre de este año, pero debido a una petición de arbitraje ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) por parte de Semenya, la IAAF decidió retrasar la medida hasta el mes de marzo de 2019 una vez conocida la resolución del TAS.
Con esta primera regulación, que seguramente a futuro tendrá nuevas legislaciones, los atletas que se consideren transexuales podrán participar en competencias de la IAAF, siempre y cuando tengan sus niveles de hormonas controladas.
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Sin embargo, esto no acaba acá, ya que, pareciera dejar las puertas abiertas a un escenario donde las mujeres tienen las de perder, debido a que un hombre que se desarrolla con altos niveles de testosterona adquiere cualidades físicas, como el tamaño de sus huesos y la contextura del cuerpo, que permanecerán sin variación, sin importar que se controles los niveles hormonales siendo adultos.
Aunque en las pruebas de velocidad la desventaja que esto representa no es tan significativa para las mujeres, hay otras disciplinas deportivas donde esta diferencia puede ser realmente escandalosa.
Fallon Fox (5-1) es considerada como la primera transexual en convertirse en peleadora profesional de artes marciales mixtas.
Fox fue hombre hasta los 31 años, incluso llegó a tener una hija antes de realizarse la operación de cambio de género. Por lo que fue ampliamente criticada cuando recibió la licencia para pelear contra mujeres
Sería el equivalente a que Lionel Messi, por nombrar a cualquier futbolista, decidiera cambiar de género. Al jugar contra las mujeres haría ver a la misma Deyna Castellanos como una jugadora sin habilidades.
“Miras las manos de un hombre y miras las manos de una mujer, están construidas de forma diferente. Sus manos son más gruesas, son más fuertes, tus muñecas son más gruesas, tus codos son más gruesos, tus articulaciones son más gruesas. La función mecánica de los golpes de un hombre puede hacer mucho más daño que los de una mujer”, opinó el comentarista de la UFC, Joe Rogan.
Incluso la mejor peleadora en la historia de la UFC, Ronda Rousey, señaló sentirse capaz de ganarle un combate, aunque admitió que tendría desventaja física. «Siento que si pasas por la pubertad como un ‘hombre’ no es algo que puedas revertir… No hay un botón para deshacer en eso».
La idea de traerla a la compañía más exitosa de las artes marciales mixtas fue rechazada por el mismo presidente, Dana White, «la estructura ósea es diferente, las manos más grandes, la mandíbula es más grande, todo es más grande. No creo que alguien que solía ser un hombre y se convirtió en mujer debería poder luchar contra una mujer».
En su último combate llevado a cabo el 13 de septiembre de 2014, la rival de Fox, Brents, Brents sufrió una conmoción cerebral, una fractura de hueso orbital y siete grapas en la cabeza en la primera ronda.
Tras la paliza recibida, Brents reseñó en sus redes sociales «he peleado con muchas mujeres y nunca sentí la fuerza que sentí en una pelea como esa noche. No respondo si es porque ella nació hombre o no porque no soy doctora. Solo puedo decir que nunca me sentí tan dominada en mi vida. Su agarre era diferente, normalmente puedo moverme en el clinch contra otras hembras pero no podía moverme en absoluto en el clinch de Fox».
Lo cierto es que con teorías a favor y teorías en contra, este es un debate que está lejos de concluir, por el contrario, seguirá siendo el tema principal diferentes litigios internacionales a medida que sigan apareciendo más deportistas con esta condición que quieran competir en las categorías femeninas.