Cuerpos de seguridad son para reprimir protestas y no para salvaguardar al ciudadano

Cuerpos de seguridad son para reprimir protestas y no para salvaguardar al ciudadano. Foto: El Universal

Por Ramón Guillermo Aveledo

***Operativo policial y de la Guardia Nacional impidió a estudiantes manifestar el 21 de noviembre, su día, pero los malandros hacen de las suyas con libertad contra la gente del barrio que va o viene de trabajar.

Las prioridades del gobierno son tan claras como disparatadas. Los cuerpos de seguridad los usa para reprimir cualquier protesta, incluso preventivamente, pero a la delincuencia impune la deja actuar y, por lo general, no la toca “ni con el pétalo de una rosa”, salvo cuando da rienda suelta a las represalias extrajudiciales tan abusivas como ineficaces.

Pero su prioridad es impedir el reclamo popular o promover manifestaciones de auto aplauso. En eso sí usa la fuerza pública. La seguridad de la vida y los bienes de los ciudadanos es, si acaso, una preocupación muy secundaria. Una señora de La Vega que madruga para ir a trabajar, tiene que refugiarse en una casa, a escondidas,  junto a otras vecinas, porque bajando del barrio a la redoma de La India unos malvivientes armados amanecidos, las bajan de la mula o le quitan el celular que tanto necesitan y que ahora cuesta un ojo de la cara. El sábado no puede bajar a trabajar, porque ese día prometen llevar el agua, no se sabe a qué hora. Otro día tampoco porque tiene que hacer la cola para comprar tal o cual producto que dicen que vendrá.

Mantenerse en el poder, sea como sea, importa más que los problemas reales de la vida real de la gente de carne y hueso. Comprar una bombonita de gas en este país petrolero ha alcanzado ya el nivel de proeza. Se produce menos gas y también menos cilindros de acero y tanto la industria petrolera como la siderúrgica están en manos del mismo gobierno que se aferra  al mando que no sabe, no puede o no quiere ejercer. Es triste para esa señora y para millones que confrontan cada día problemas similares, pero es la verdad que le golpea la cara.

Ese es el país en el que se reúne el Congreso Venezuela Libre convocado por el Frente Amplio en el Aula Magna de la Universidad Central, luego de la exitosa realización de sus congresos regionales donde surgieron casi mil ochocientas propuestas. Porque aquí hay ganas y necesidad de cambiar, e ideas para que las cosas funcionen distinto, de un modo que le convenga al pueblo todo, hoy damnificado por los errores y la indiferencia del grupito en el poder, ese al que no le importa porque no sufre ninguno de esos problemas.

Yo le deseo éxito al Frente y su Congreso y a la dirigencia política opositora que cuide mucho y cuide bien esa iniciativa de la que participa junto a otros sectores del país, porque el vasto y vigoroso movimiento de unidad nacional que nos hace falta será el producto de una decisión unitaria sincera, comprometida y sostenida. Las diferencias, como las aspiraciones, para otro día. Unidad y agenda en línea con las angustias de la mayoría social, son las claves de la conexión indispensable para que rebrote la esperanza.

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