Ventana al mundo de Jurate: ¿Qué escogerá la oposición?

 

Foto: Cortesía de USBDATA

por Jurate Rosales

Cuando largamente entrevisté a Hugo Chávez en 1994, unos meses antes de su fatídico viaje a Cuba y su caída bajo la influencia de Fidel Castro, el hombre que tenía frente a mi grabador era un soñador. Cito su declaración que quedó plasmada en la revista Zeta: “Cuando entré en la Escuela Militar en el año 1971, yo era un muchacho llano y simple, el único sueño que yo tenía más o menos claro, era ser pelotero profesional, pero entonces allí Bolívar en el sueño bolivariano me tomó, no fue que nosotros lo tomamos a él como bandera interesados para construir un proyecto político. Entramos a una casa donde se estudia la ideología bolivariana, que se estudia de verdad-verdad, no es una clase de media hora, es un estudio profundo de la cátedra bolivariana”. De modo que la formación de Chávez era esa : Bolivar y la Historia. Lo demás no interesaba.

Cinco años más tarde, apenas electo presidente, Chávez prometió un importante discurso sobre su proyecto económico. Durante su campaña, recuerdo un discurso que pronunció en el Ateneo que había puesto a su orden el apoyo que le brindaba Maria Teresa Castillo, donde criticó duramente a los economistas, porque consideraba que la realidad económica era otra. Después de ese varapalo, había mucha expectativa acerca de qué será su política económica. Tenía prometido un gran discurso sobre el tema y todos lo esperaban.

Ya era presidente, pero pasaron semanas, varios meses – y nada. Lo seguía prometiendo. La economía se estancaba porque eran necesarias las nuevas normas para arrancar. Finalmente, llegó el momento prometido. Por mi parte, prendí la radio y preparé mi grabador. A medida que hablaba, me asustaba más. Eran frases deshilachadas, sin sentido y cuando algo comprensible aparecía, era del nivel de primaria.

Terminado el discurso, no sabía qué hacer. Ni siquiera era posible editar las frases porque no tenían sentido. Tomé una decisión: coloqué en la revista el texto de la grabación sin editarlo, con las frases truncas e incomprensibles. Lo hice, esperando los gritos de indignación de los lectores y sobre todo, de los economistas. No los hubo. Calculo que nadie entendió nada de ese discurso, pero no hubo ni una sola voz que lo dijera (esa publicación está en el archivo de Zeta).

En aquel momento Venezuela producía 3,4 millones de barriles diarios de petróleo (actualmente sólo logra producir 1 millón de bd). Había margen de ingresos como para equivocarse una y muchas veces más. Además, Chávez, con un pito en la mano descabezó PDVSA de sus gerentes, lo que contribuyó a iniciar la larga huelga petrolera tras la cual botaron de PDVSA a un tercio de sus trabajadores y la dejaron descerebrada. Me doy cuenta hoy, que con su pito, Chávez conscientemente provocó la indignación, la huelga y el descabezamiento. Con eso, logró disponer de los ingresos petroleros sin ningún tipo de control profesional, empezando por dejarla sin mantenimiento ni progreso. Chávez nunca entendió los números, ni le importaban. De poder personal – sí entendió mucho, demasiado, Fidel Castro mediante.

El principal operador de Chávez en todos los asuntos de dinero de su gobierno y de la nación ha sido el teniente Alejandro Andrade, quien tampoco parece haber sabido mucho de economía, pero era un genio en lo de la irresponsabilidad. Pasé años buscando comprender dónde estaba el gran desagüe económico interno iniciado por Chávez (el externo estaba claro) y no fue sino esta semana, cuando le agarré la punta del hilo. Lo debo al periodista Juan Carlos Zapata, cuyo artículo “Por qué el caso Andrade impacta en la totalidad del chavismo y el madurismo” debería ser de lectura obligada para todo defensor del actual gobierno de Maduro.

¡Así que Andrade fue el hombre que abrió las esclusas y vació el dique, sin preocuparse del llenado! Su reciente condena en Estados Unidos a 10 años de prisión que él mismo podrá recortar si, como ya lo prometió, colabora con la fiscalía en los demás juicios, promete mostrar un castillo de naipes donde cada ficha tumba la siguiente.

¿Cómo es que nadie se dio cuenta, o no se atrevió a tocar lo que amenaza con una avalancha que empezó a caer sobre chavistas primero, y maduristas después? Es que Andrade tuvo tiempo de esparcir los millones primero desde su cargo en el Fondo Único, de allí pasó a ser Jefe de la Oficina Nacional del Tesoro y entonces llegó a la presa grande, el Bandes, que fue una especie de Banco Central paralelo creado para servir de “caja chica” a Chávez. Era el “donde hay” de la época de Gómez con la diferencia de que no se trataba de un puesto de aduana, sino de las llaves a la bonanza petrolera y del acceso a la banca nacional.

En relación al reciente juicio en el que un tribunal norteamericano condenó a Andrade y le incautó bienes estimados en mil millones de dólares, lo que más sorprende es lo reciente de los hechos y nexos que presentaba la acusación. Es como si Andrade, desde su dorado exilio en Florida, hubiese seguido manejando sus hilos también en tiempos de Maduro.

Lo que llama la atención, es la chapucería en lo que debía ser las altas finanzas del país. La falta de conocimientos de Chávez en asuntos de finanzas, las vivezas de Andrade, el gangsterismo de los aprovechadores. Sumados presentan un cuadro donde la ignorancia se mezcla con la inconsciencia y ambas terminan con un colosal desfalco de la nación entera.

¿Diría Usted que allí está el problema? Ojalá fuera nada más que eso. El problema es ahora que todos están atrapados en sus propias trampas y que uno de los beneficiarios de las “administraciones” con los dineros venezolanos es en primer lugar Cuba, seguida por Argentina, Brasil, Ecuador, y pare de contar. El asunto de la recuperación del dinero, es un tema internacional y por lo tanto, en gran parte inalcanzable. Sin embargo, ni siquiera esto es lo peor.

Lo peor es que la oposición venezolana, enfrentada a la fuerza de los actuales poseedores de los millardos robados, debe escoger entre pasar la esponja, o esperar que la justicia internacional despoje uno por uno a cada presunto “banquero”. Mientras tanto, el tiempo corre y los venezolanos, o mueren de hambre, o se expatrían. ¡Vaya escogencia para la oposición!

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