Ya la espada no camina por América Latina

 

 

Imagen: Cortesía Reportero 24

20 años de política internacional chavista

Por Alfredo Michelena.

Esta semana ha sido muy ilustrativa de los cambios que ha tenido la política internacional de Venezuela bajo la égida del chavismo: la visita del presidente turco Tayyip Erdogan, el anuncio que una misión de la marina de guerra de Irán, con tres buques armados viene a Venezuela, el repentino viaje de Maduro a Rusia y la silla vacía en la toma de posesión del nuevo presidente de México, terminando con la foto de Nicolás Maduro, Evo Morales y el cubano Miguel Díaz-Canel, nos muestran el tenor de esa política. 

Nuestro nicho natural

Nunca había habido un cambio tan radical en política internacional como la que sucedió con la toma del Estado venezolano por el chavismo. Nuestras relaciones internacionales siempre estuvieron dirigidas hacia Europa y América, incluyendo a los EE.UU. al cual varias veces recurrimos para enfrentar problemas internacionales, tales como parar la penetración inglesa en Guyana o  enfrentar a las naves de Italia, Alemania y Inglaterra que venían a cobrar deudas.

Histórica y culturalmente hablando, nuestros aliados siempre fueron nuestros vecinos, los países bolivarianos, esos que liberó Bolívar y que junto a Panamá formaron la Colombia primigenia – o Gran Colombia como la llaman los estudiosos. Por eso nuestro natural mercado común fue la Comunidad Andina y nuestra organización regional la OEA, a la cual  pertenecimos desde que se reunió la Primera Conferencia Panamericana, en Washington (1888). Y más atrás el Congreso Anfictiónico de Panamá que convocó Bolívar donde por cierto EE.UU. envió delegados.

Multipolaridad

Nuestra relación con el occidente democrático se concreta al apoyar a “los aliados” en la II Guerra Mundial llenando sus  tanques de gasolina. Gasolina que provenía de los pozos petroleros que en concesiones extraían varias compañías extranjeras europeas y norteamericanas.

Rómulo Betancourt en su segundo mandato y Raúl Leoni tuvieron eso muy claro, tanto, que las relaciones con la Unión Soviética no se reinician sino con Rafael Caldera.  Rómulo siempre desconfió de Fidel Castro a quien llamó el “Idí Amín del Caribe” en recuerdo del sanguinario presidente de Uganda.

Sin embargo, ese era un mundo que rescribía sus límites geopolíticos y Venezuela optó por jugar a la multipolaridad en medio de la Guerra Fría. Y a esa multipolaridad jugó el Chávez de los primeros años de su gobierno, hasta que un día se declaró antiimperialista y antinorteamericano.

El fidelista antinorteamericano

Como sabemos los cubanos quisieron ponerle la mano al petróleo venezolano. Rómulo lo rechazó pero ellos trataron de meterse a la brava financiando y apoyando la guerrilla venezolana del Partido Comunista y del MIR, una división de AD, de su juventud, quienes veían en Fidel el gran revolucionario.

Fidel rechazado por Betancourt vio en Chávez una gran oportunidad, lo conquista invitándolo a La Habana y recibiéndolo con honores. Desde ese momento y debido al enfatuamiento con el viejo barbudo, el caudillo barinés empezó a hablar de Venecuba o Cubazuela. Para 2000 la Venezuela chavista firma el Convenio Integral de Cooperación que ha sido base para que se comiencen a llevar a la isla, el petróleo que Rómulo les negó. Esa fue también  la base para Petrocaribe y la ALBA y  para que formalmente vengan miles y miles de funcionarios castrístas, revisados por el Partido Comunista cubano, a Venezuela a trabajar en las misiones – un equivalente a los cuerpos de paz de EE.UU. que,  sin el visto bueno de sus partidos políticos, vinieron en los sesenta y fueron muy criticados por la izquierda procubana de la época.

Lo de antinorteamericano o antiimperialista comienza a aparecer cuando se rechaza la ayuda de ese país para palear el deslave de Vargas (1999), pero se concreta cuando se acusa a EE.UU. de promover el “golpe de abril” de 2002.

La estrategia regional

Uno de los objetivos de la política internacional chavista, articulada con el castrismo, lo que a su vez es la estrategia del Foro de San Pablo, ha sido expandir la franquicia del Socialismo del Siglo XXI en la región, en el sentido de llegar al poder por elecciones y constituir gobiernos de izquierda de corte dictatorial, apoyados en la reelección indefinida de los caudillos y el control de los tres poderes del estado, es decir: judicial, legislativo y ejecutivo.

En esto el financiamiento previo con los petrodólares venezolanos fue clave así como siguió siéndolo ese financiamiento luego de llegar al poder. Para ello se constituyeron Petrocaribe y la ALBA. La época dorada para el castrochavismo fue el advenimiento de lo que se llamó la marea rosada, es decir gobiernos izquierdistas, como el de los Kirchner en Argentina, Lula da Silva y  Dilma Rousseff  ( PT) en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, el “cura” Lugo en Paraguay, Daniel Ortega en Nicaragua  y Pepe Mujica en Uruguay.  Ese capital político en gran parte financiado con los petrodólares venezolanos fue clave para que el chavismo se paseara por la región como “Pedro por su casa”.

Otro objetivo explícito fue debilitar, ya que no podían eliminarla, a la OEA. El primer intento, por suerte fallido, fue debilitar el sistema de protección de derechos humanos de la OEA, con su Corte y su Comisión de Derechos Humanos .  Pero paralelamente se dedicaron a crear otras organizaciones regionales una, descrita como una OEA sin EE.UU. y Canadá, la Comunidad de Estados Latino Americanos y del Caribe (CELAC). Otra la Unión de Naciones  Suramericanas (UNASUR). Esto fue acompañado con nuestra salida de la CAN y el ingreso a Mercosur.

Con motivo de la juramentación de López Obrador como presidente de México, se tomaron esta foto los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro (i) , de Cuba Díaz-Canel (c) y de Bolivia Evo Morales(d). Años atrás en una foto durante la toma de posesión de un presidente latinoamericano el número de presidentes afines con el castrochavismo era muchísimo mayor. Foto cortesía de Infobae

 

Las relaciones estratégicas

Chávez empezó a establecer lo que el llamó relaciones estratégicas con otros mundos poco trajinados por los venezolanos. Fomentó relaciones con Libia, Irak, Irán, Siria, Bielorrusia, Zimbabwe y otros países, más conocidos por sus violaciones a los derechos humanos que por sus aportes al progreso de la humanidad.

También se volcó hacia los otros imperios que consideró imperios benevolentes: China y Rusia. A ellos les pidió créditos que aún estamos pagando. Con Rusia estableció una especial relación en el ámbito militar, al cambiar la tecnología de la Fuerza Armada Venezolana, de la norma occidental a la rusa.

Por otro lado, de una manera u otra expulsó a la mayoría de las empresas norteamericanas y canadienses, muchas de modo abrupto – ¡exprópiese! – y aún está pagando, literalmente las consecuencias. Más recientemente, como reporta la prensa, ha invitado al gobierno turco a invertir en el Arco Minero del Orinoco

Un sistema de sostenimiento

Todo esto ha sido la gran apuesta e inversión política y financiera del chavismo. Así durante dos décadas el chavismo logró construir un sistema de sostenimiento de la “revolución bolivariana”, no solo financiando analistas, periodistas, catedráticos e incluso otros movimientos y partidos políticos en el exterior- en esto el Foro de San Pablo ha sido clave y está el bien documentado caso de Podemos en España -, sino que creó instituciones regionales, como hemos señalado.

Además se ha articulado “estratégicamente” con diferentes gobiernos, algunos muy poderosos como China y Rusia, para solidificar su permanencia en el poder frente a las otras naciones que, aunque bastante tarde, descubrieron que Venezuela se ha convertido en un peligro para la estabilidad de sus sociedades. Para no hablar de sus relaciones con movimientos extremistas islámicos y guerrilleros así como con el narcotráfico y el crimen organizado internacional.

Ahora cuando EE.UU. o un grupo de países denuncia la crisis humanitaria que vive Venezuela y pide el retorno a la democracia, allí están los rusos, los iraníes, los chinos, los cubanos, nicaragüenses, los partidos y movimiento sociales articulados por el Foro de San Pablo y todo el sistema de sostenimiento creado en la región para defender la estabilidad del régimen chavista.

Claro que eso está cambiando con la resaca de la marea rosada y el desprestigio de esos gobiernos. Los vecinos de Venezuela que apoyaban al chavismo ahora lo rechazan. EE.UU. que había jugado a una contención, ahora lo enfrenta. Unasur está en crisis y la CELAC es un cascarón vacío. No hay petrodólares para la ALBA ni petróleo para Petrocaribe.

Ya la espada no camina por América latina, más bien en general se rechaza al chavismo por eso ahora vemos a Maduro corriendo más allá de occidente en sus viajes para Rusia, China y ahora Turquía.

El tinglado se tambalea y ellos lo saben

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