Por Jaime Granda.
El desenlace de la crisis venezolana depende del sentido de responsabilidad personal de civiles y militares, tanto dentro como fuera del país.
Frente a las confusiones, dentro y fuera del poder, hay que apelar a la sólida experiencia humana resumida en dichos y frases célebres.
“Dime con quién andas y te diré quién eres”, por ejemplo, podría aplicarse a Nicolás Maduro y sus tan promocionadas amistades. Está encantado porque se le cumplió el sueño de ser amigo de Recep Tayyip Erdogan, un economista e intolerante religioso que habilidosamente se ha apoderado de la cúpula del poder en Turquía desde 2003 cuando comenzó como primer ministro, y para ello ha utilizado subterfugios democráticos y fuerte represión contra quienes se le oponen, especialmente militares.
Esa misma frase vale para las relaciones de Nicolás Maduro con el dictador heredero de dictadores que aparece como cabeza de gobierno en Corea del Norte, lo mismo vale para los gobernantes de Rusia, China y Qatar.
Sin embargo, todo lo que los medios oficiales de Venezuela muestran de sus encuentros con estos gobernantes no es color de rosa, pero sirve para decir que cuenta con apoyos internacionales y no necesita de sus vecinos latinoamericanos.
A la cúpula del poder en Venezuela también se le puede aplicar lo que advirtió el presidente norteamericano y maestro de la dialéctica Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo algún tiempo…se puede engañar a algunos todo el tiempo…pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo”.
Precisamente esa fama que tienen los integrantes de la cúpula que maneja los recursos del Estado Venezolano se debe mucho a su tendencia a no cumplir lo que prometen.
En materia de préstamos y deudas pueden ser designados con cualquiera de los términos más conocidos del idioma castellano al respecto. Es decir “maula”, “malapagas”, “trampista”, “tracalero” y “tramposo”.
Todo eso lo saben sus nuevas amistades y por eso a veces trascienden algunos de los regaños que le han dado a Nicolás Maduro. Esa fama impide que esos “amigos” sigan soltando dinero sin suficientes avales. Nicolás Maduro está en Rusia y dijo que este jueves firmará con Vladimir Putin importantes acuerdos en materia de defensa, finanzas, petróleo, comercio y mucho más.
Tanto los chinos como los rusos han tratado de quitarle a Nicolás Maduro y su gente esas malas mañas, pero dicen que todo ha sido en vano. Amanecerá y veremos.
Lo cierto es que la Corporación Andina de Fomento (CAF), también conocida como Banco de Desarrollo de América Latina, negó esta semana a Venezuela un crédito por 500 millones de dólares americanos porque el país no tiene capacidad de pago.
La realidad
El Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, explicó a los asistentes a la Reunión informativa sobre la situación actual en Venezuela en el Parlamento de Canadá algo que tiene que ver con la fama de embusteros de los integrantes de la cúpula del poder en Venezuela.
Almagro dijo que el gobierno venezolano está en “una dinámica de negar que hay una crisis”. Esa es su marca de origen “negación permanente” de todo lo que sucede, por eso “es muy difícil influenciar al gobierno de Venezuela ni siquiera por los chinos”.
Almagro también dijo que “la destrucción de las instituciones hace muy difícil influenciar para resolver los problemas del país, los humanitarios, los financieros, el colapso de la producción petrolera, incluso resolver el problema del control territorial del país”.
Igualmente aseveró: “Es un estado fallido que está paralizado excepto por las actividades ilegales” y mencionó como la cúpula gubernamental estaba ligada al narcotráfico. Entonces señaló “no sé cómo se puede negociar con estos traficantes, no creo que ni siquiera los chinos pueden hacerlo” y remató: “Venezuela es la primera dictadura del siglo XXI” y unos “45.000 cubanos están en Venezuela, muchos de ellos en labores de inteligencia así como en los aparatos de seguridad y represión. Es la ocupación más grande que se ha hecho en nuestro hemisferio”.
En cuanto a las denuncias ante organismos internacionales por violaciones a los derechos humanos, torturas y muertes de opositores como consecuencia de la represión que, como dijo meses atrás Nicolás Maduro, dejaría pálida a la de Erdogan en Turquía, hay anuncios de que habrá decisiones sobre esas denuncias en poco tiempo.
Esa es la realidad que no muestran los medios dominados por el régimen y repetidos miles de veces por las redes sociales que mantienen dopadas a millones de personas.
Lo que debe quedar claro es que todo no es culpa exclusiva del mentiroso. Cada quien debe tener la responsabilidad de no caer en todas las mentiras que ahora se multiplican en los celulares. La responsabilidad del hombre a lo largo de los siglos es aprender a no tropezar con la misma piedra, pero los siglos pasan y el hombre sigue cometiendo los mismos errores. El desenlace de la crisis venezolana depende del sentido de responsabilidad personal que asuman civiles y militares, tanto dentro como fuera del país. Una cosa es cierta: Al final se impondrá esa realidad negada, como ha ocurrido a lo largo de los siglos. No sabemos si mañana o pasado, si en enero de 2019 o cuándo. Pero la realidad siempre se impone al final.