Por Jaime Granda
***Los índices de bienestar que mantienen a Costa Rica por encima del promedio latinoamericano se deben a que invirtió más en educación.
El Observatorio del Desarrollo de la Universidad de Costa Rica (UCR) realizó una investigación estadística e histórica que resalta los beneficios logrados por esa nación centroamericana con su decisión de abolir el ejército en diciembre de 1948.
Una extensa nota del diario El País de España se ocupó del importante hecho. El sábado pasado, el Gobierno de Costa Rica elevó esa efeméride a rango de fiesta nacional, tomando en cuenta que el estudio de la universidad y todo lo que la gente percibe confirman que 70 años sin fuerzas armadas han dado mucho más que una imagen internacional de pacifismo o su ya sabida estabilidad política alcanzada a mediados del siglo pasado.
Los índices de bienestar que mantienen a Costa Rica por encima del promedio latinoamericano se pueden explicar en parte por el crecimiento que tuvo la inversión en educación y salud después de la eliminación del Ejército.
La inversión social se multiplicó por cinco —del 2,6% del PIB pasó al 13,4%— en los 25 años posteriores a la decisión concretada en 1948 por el presidente José Figueres, de origen catalán, aunque la promovieron antes otros políticos de la época. Los investigadores apuntan también a una reducción en el presupuesto para seguridad en ese período, después de que el ex revolucionario Figueres, “Don Pepe” Figueres, fallecido en 1990, más por estrategia política que por pacifismo o por cálculo económico, firmara el decreto de la abolición. Esta medida fue posteriormente incluida en la Constitución de 1949.
El avance educativo y sanitario incidió en que la tasa promedio de crecimiento de la economía pasara de 1,33% del PIB antes de 1949 a 2,44% en la segunda mitad del siglo XX. “Este shock es único en Latinoamérica”, apunta el estudio, que señala a Costa Rica como el país con la segunda tasa de crecimiento más alta en este período.
Todo eso contrasta, por supuesto, con la crisis que sufren millones de venezolanos en un territorio con las mayores reservas de petróleo, pero con unos políticos que han aprovechado un costoso ejército para apoderarse de todos los recursos del Estado.
La populista estrategia de la unión cívico-militar en Venezuela derivó en escuelas, liceos y universidades abandonadas, mientras se gastan enormes recursos monetarios para comprar tanques, aviones y armamento que al final solo sirven para reprimir a los estudiantes o cualquier grupo que reclame lo que por derecho le corresponde.
La situación ha llegado a tal que los militares cuando andan de permiso no usan sus uniformes porque sienten el rechazo de la gente.
La imagen de los militares, cuyas tareas no justifican las millonadas de dólares americanos que se gastan comprando chatarra militar, se ha devaluado mucho con el proyecto chavista que los autorizó a votar y aunque el artículo 330 de la Constitución vigente no les permite “optar a cargo de elección popular, ni participar en actos de propaganda, militancia o proselitismo político”, ya es rutina ver a oficiales dando discursos políticos a favor del actual e impopular régimen. Esa actitud forma parte de la inestabilidad política que sufre Venezuela.
@jajogra