Por Rafael Bayed
***Ahora cuando las demandas de los acreedores internacionales ponen en riesgo las operaciones petroleras, Maduro enfrenta uno de los momentos más difíciles en la historia del chavismo.
Ya nada asombra en este país, desde que la revolución de expoliadores tomó el poder. Desde haber destruido la economía hasta haber vaciado descaradamente las arcas de la Nación; robaran descaradamente el dinero de los cuentacorrientitas y ahorristas de la banca, con la maniobra de eliminar cerros del circulante, con el pretexto de bajar la inflación, cuando se estaban llevando el dinero de los trabajadores venezolanos. Destruyeron las unidades productivas tanto públicas como privadas y congelaron la inamovilidad laboral para tener atrapado el sistema económico. Congelaron los alquileres y bloquearon el área de construcción del país para viviendas.
Bloquearon el sistema de salud para negociar con la salud del pueblo. Ahí están hospitales públicos y privados sin insumos.
Entregaron las industrias básicas y de las reservas de minerales a Cuba, Rusia, Irán, Turquía y China para créditos que engrosaron las bolsas de los corruptos.
Por culpa de Cuba, nuestra sanguijuela, tenemos enredada la controversia con Guyana por nuestro Esequibo.
No le dejaron nada a la real sociedad civil que es dueña de la acción y producción del país.
Para mantenerse en el poder, estos delincuentes entregaron la gran mayoría de la administración a la cúpula militar, que al servicio de Cuba y de los facinerosos, les sirven a los enemigos de la soberanía venezolana.
La incapacidad de la función pública en manos militares trae otro error desastroso, que le es imputable a la oposición y al imperialismo yankee, y a uno que otro animal de la fauna venezolana, que por hambre consume los equipos para el desarrollo del suministro de agua, electricidad y gas.
Hoy aparece uno de estos personajes de la literatura dantesca, sosteniendo que los últimos movimientos sísmicos producidos en Carabobo fueron generados por la oligarquía de la oposición y el imperio norteamericano.
Bueno, como todo, se robaron PDVSA, y fueron los de la oposición. Se robaron SIDOR y fueron las trasnacionales al servicio del imperio.
No comprenden que aquel soldado que por primera vez se responsabilizó de sus acciones ante la nación venezolana, es el responsable de la crisis que hoy agobia al país y que Maduro terminará por acabar con la República pase lo que pase.
Nicolás Maduro quedó muy mal parado en las últimas elecciones. Buscaba demostrar a las inconformes fracciones del chavismo que aún contaba con suficiente respaldo popular para seguir liderando la revolución, y la inmensa abstención dejó en evidencia precisamente lo contrario.
Haberse empeñado en realizar las elecciones, pese a las advertencias de la comunidad internacional, sólo ha servido para incrementar el riesgo de más sanciones.
Ahora cuando las demandas de acreedores internacionales por incumplimiento de pagos están poniendo en riesgo las operaciones petroleras, Maduro enfrenta uno de los momentos más difíciles en la historia del chavismo, con solo un arma a mano en su arsenal: la represión.