Por Gerson Revanales
***Este año se le levanta al gobierno con el sol a la espalda debido a dos juicios: uno en la Corte Penal Internacional y otro en la Corte Internacional de Justicia.
No creemos que el 2019 sea un feliz año para el gobierno, considerando todo lo que se le avecina, en principio en su política exterior por lo que una remozada en el Ministerio de Relaciones Exteriores no le vendría mal, luego del último comunicado de CARICOM, en el cual deja clara su parcialización y apoyo a Guyana.
Según fuentes diplomáticas, durante las recepciones navideñas, el comentario generalizado fue que Venezuela suspendería el patrullaje en su fachada atlántica debido a la recomendación cubana de evitar una confrontación mayor con Guyana, porque necesitaría contar con el apoyo del Caribe ante una votación segura en la OEA, que se dará después del 10 de enero, cuando no quede duda de la violación de la Carta Democrática y la necesidad de la aplicación de las sanciones correspondientes hasta que sean restituidos los valores democráticos.
La recuperación del Esequibo se le hace al gobierno cada día más cuesta arriba debido a la ambigüedad con que ha manejado el caso, al no enviar un mensaje claro desde el principio al gobierno de Guyana, al Caribe, a Brasil, a Inglaterra y al resto de mundo respecto de que Venezuela defendería en todos los terrenos sus derechos sobre Guyana, como ha defendido su soberanía sobre el Golfo de Venezuela.
La falta de una posición firme y nacionalista de Chávez frente a Guyana y el no saber qué hacer de Maduro, generaron las condiciones necesarias para que Guyana se empoderara y considerara tener derechos plenos sobre la zona en reclamación.
En este escenario cuatro momentos han sido claves y determinantes: los dos primeros fueron la conducta entreguista de Chávez al declarar que su gobierno no sería impedimento para el desarrollo de Guyana; el segundo, el silencio que sostuvo Chávez cuando el Embajador de Guyana le pidió que como socialista retirara la reclamación; tercero, la falta de reacción oficial ante la entrega indiscriminada de concesiones en la zona en reclamación, de las cuales se han beneficiado desde Brasil hasta los EE.UU, China, Francia, Canadá, Viet Nam; cuarta, la no respuesta adecuada y la advertencia oportuna a la CIJ, cuando el exsecretario general de la ONU, el Coreano Ban KI Moon (conociendo que Venezuela no reconocía la Jurisdicción de la CIJ) advirtió que remitiría la reclamación a la CIJ si para finales del 2017 no se había llegado a una solución. Finalmente, la falta de una política clara y de una estrategia definida han conllevado a que el gobierno se encuentre ante el dilema de: responder a los intereses cubanos y entregar el Esequibo a cambio de los votos del Caribe en la OEA o asumir el costo histórico de la pérdida del Esequibo.
Como venezolanos, nuestra posición debe ser sin diferencias ideológicas y partidistas, la defensa del Esequibo y nuestra integridad territorial. Desde la Asamblea Nacional hasta la Sociedad Civil se ha llamado a la conformación de un frente en defensa del Esequibo; sin embargo, el gobierno ha preferido complacer a los amigotes cubanos que defender nuestra soberanía en el Esequibo.