Por WILLIAMS DÁVILA
Colombia dio un ejemplo al mundo entero con la aprobación del Estatuto Nacional de protección a migrantes y refugiados venezolanos que se encuentran en el hermano país.
90 % trabaja en la economía informal y 56 % permanece sin status migratorio.
Esta iniciativa del presidente Iván Duque tiene un alto impacto social y humano y sobre todo en universalidad y progresividad de los derechos humanos.
La medida ha sido aplaudida por el mundo entero y el Papa Francisco la ha reconocido como expresión solidaria, humana y cristiana al poner de relieve la importancia de la persona humana.
Todos nuestros compatriotas migrantes, refugiados y asilados harían parte del Sistema Nacional de Registro y tendrían una relación con el Estado Colombiano, transparente y sujeto de algunos derechos.
Ya no serán residentes extranjeros, tampoco implica que estén adquiriendo la nacionalidad colombiana, ni derecho al voto, para tranquilidad de los hermanos colombianos.
Nuestros compatriotas, con esta iniciativa del presidente Duque, ingresarían al sistema de salud; pueden seguir un tratamiento continuo y económico como cualquier ciudadano, acudir al sistema de educación; abrir una cuenta bancaria y tendrán acceso a la contratación formal.
La regularización de la situación de los migrantes y refugiados venezolanos obligados a salir de nuestro país a causa de la emergencia humanitaria compleja, a la crisis social, económica y política, pone a Colombia a la vanguardia en términos de gestión migratoria y es un ejemplo para América, que siempre ha sido un hemisferio de avanzada en materia de garantía, promoción y respeto de los derechos humanos.
Esta iniciativa asegura la protección de los derechos humanos de nuestros compatriotas, especialmente en un contexto de gravedad como la pandemia del COVID-19 y la garantía de que sean vacunados.
La regularización supone un beneficio para todos, porque nuestros compatriotas ya serán menos vulnerables a las mafias, al crimen organizado, a los grupos criminales y el Estado colombiano podrá saber quiénes son los migrantes y refugiados y dónde están. Este Estatuto permite concretar políticas públicas y aprovechar el potencial de nuestros compatriotas.
Somos pueblos hermanos y el presidente Duque demuestra la reciprocidad histórica. Se hace evidente lo que siempre será posible entre hermanos y demócratas.
Colombia no viene a apropiarse de nuestros recursos. No nos está imponiendo ni exportando un sistema totalitarista. Antes, por el contrario, es el sentido humano y republicano lo que prevalece.
En Venezuela vivimos una conspiración ideológica promovida por un proyecto político e ideológico que denominan “socialismo del siglo XXI” que ha querido vaciar el cerebro del pueblo venezolano como lo ha hecho el castrismo en Cuba o lo hizo Hitler, Stalin, Franco, Mao Tse Tung, Kil Il Sung y otros dictadores.
Nosotros hemos resistido a esa pretensión totalitarista. Un ejemplo es la Comisión Delegada de la AN y todo el cuerpo legislativo, espacios de resistencia para rescatar nuestra libertad, la Democracia y la felicidad de los venezolanos.
No es justo que se nos persigan en países hermanos y hasta se nos asesine, como sucedió con el compatriota Orlando Abreu en Perú. El ejemplo de Colombia debe ser seguido por toda América y debe servir de antecedente para configurar un nuevo derecho migratorio americano.
Por supuesto, solo con un cambio político en Venezuela podrá América tener estabilidad y paz. En consecuencia, es vital que todos los países de América luchemos unidos y coherentes para lograr que se produzcan en Venezuela elecciones libres con un cronograma electoral.
De esa forma cambiaremos la dictadura de Nicolás Maduro por un régimen de libertades públicas que beneficie a todo el pueblo venezolano.