Ciudadano Libre – RAMÓN GUILLERMO AVELEDO
La pandemia y sus consecuencias nos arrojan luz sobre un viejo debate demasiado contaminado de prejuicio y dogmatismo. ¿Cuánto Estado y cuanta iniciativa privada?
Es evidente que el dogma del Estado mínimo, por decir lo mínimo, de suyo insostenible, ha quedado obsoleto. Lo mismo ocurre con el del Estado total, omnipotente y prepotente que acaba siendo impotente. Los hechos demuestran que hace falta Estado y que a éste nunca se le puede ni se le debe dejar solo, porque es indispensable la acción de las personas libres, individualmente o asociadas, para que la sociedad funcione
Los gobiernos de los países más avanzados, independientemente de su signo, intervienen vigorosamente, no sólo en la prevención y curación sanitarias con la vacunación como pieza central, sino en la reactivación de las economías en recesión por el impacto del Covid 19. El gobierno conservador británico de Johnson invertirá treinta y tres mil millones de libras esterlinas mientras el liberal de Francia presidido por Macron lanzó el pasado septiembre un plan de cien mil millones de euros en subsidios, inversiones y rebajas impositivas. El paquete de medidas reactivadoras de la coalición Merkel de demócratas cristianos y socialdemócratas en Alemania es de ciento cincuenta y seis mil millones de euros. La Unión Europea ha creado un fondo de 750.000 millones que atenderá principalmente a los países más pequeños o con menor desarrollo relativo de la comunidad. El Congreso de EEUU aprobó el plan de la administración Demócrata de Biden por 1.9 billones (trillones en inglés), recién ha propuesto una ambiciosa reforma tributaria para poder afrontar tal desembolso.
En América Latina con sus frágiles procesos de desarrollo, los desafíos son mayores. Estábamos más atrás y tenemos menos recursos disponibles que los grandes. Unos, como el Brasil de Bolsonaro y el México de López Obrador se han quedado atrás, con elevados costos para su población, mientras en Uruguay Lacalle coordina a partir de un sólido sistema de salud y una ejemplar disciplina social libre y en Chile Piñera bate records de vacunación. Las economías más sanas tendrán menos dificultades para ir recuperando crecimiento con reflejo en el empleo, la producción, el consumo para las mayorías.
¿Y en Venezuela? La verdad es que el Estado lo es cada vez menos y a la iniciativa de las personas se la persigue y vigila como si fuera intrínsecamente sospechosa. En ese contexto, no es raro que también en eso nos quedemos rezagados. Ante eso, ni en juego propongo la resignación del “¿Cómo se hace si este país es así?”, sino apalancarnos en la adversidad para empezar un cambio verdadero.
En todas, se impone lo que empieza a llamarse “un nuevo pacto social”. ¿Cuánto Estado? Depende.
Fermín Toro, uno de nuestros grandes estadistas del XIX consideraba que “el problema más bello y más delicado de la ciencia del gobierno” ha sido determinar “qué parte toma a su cargo la ley en la dirección de los intereses de la sociedad y qué parte deja a la conciencia, a la actividad y a la inteligencia de los individuos…” Esa, pensaba, “es la gran cuestión de la armonía social”. Válido en 1845 y en 2021, porque es de todos los tiempos.