Por J. Gerson Revanales
No es cierto, como afirmó el desaparecido presidente Hugo Chavez Frías, cuando en una flagrante reescritura de la verdad y de la historia afirmó que “el país inició la reclamación del Esequibo por presiones de los Estados Unidos para desestabilizar el gobierno comunista de Chaddy Jagan”. Es posible no supiera que la primera denuncia internacional sobre el Esequibo se hizo en el mismo momento en que nació la OEA; pero sus declaraciones significarían un gran daño a la causa de la reclamación territorial y un cambió producto de la influencia de Fidel Castro sobre su pensamiento y persona.
En estos momentos, cuando la Corte Internacional de Justicia considera tener jurisdicción en el caso del Esequibo y el poder político imperante, aún no se sabe si reconoce el fallo de la Alta Instancia Internacional. Es oportuno recordar dos puntos claves y dejar sobre la mesa una incógnita: Es innegable que la democracia hizo de la reclamación del Esequibo un asunto de Estado, incluso asumido por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; y segundo, los gobiernos democráticos hicieron de los foros internacionales una punta de playa en la reclamación del Esequibo.
La verdadera historia está en que luego de la sorpresiva e inesperada aparición del memorándum Mallet Prevost (1949), los gobiernos (en particular de Acción Democrática) asumieron la defensa y reclamación del Esequibo como un asunto de Estado en la política exterior. Es a partir de ese memorándum que en Venezuela se adquiere conciencia de llevar a los foros internacionales la denuncia y evidencias histórico-jurídico-políticas de la usurpación británica con la complicidad rusa de Federico de Martens.
A partir de conocerse el memorándum de Prevost se inició en forma sistemática una campaña internacional por parte de la cancillería y sus diplomáticos en los foros internacionales, denunciando el despojo británico. Ya antes, durante la IX Conferencia Panamericana (celebrada en Bogotá, Colombia, del 30 de marzo al 2 de mayo de 1948), el expresidente Rómulo Betancourt (acompañado por el poeta Andrés Eloy Blanco, ministro de Relaciones Exteriores de la Junta de Gobierno depuesta en 1948) hace del conocimiento regional el expolio inglés. Esta fue una de las más campañas más importantes por haberse sustituido la Unión Panamericana con la creación de la Organización de los Estados Americanos, empañada por el tristemente célebre Bogotazo (09 de abril de 1948).
El gobierno del presidente Betancourt, al haber convertido en un asunto de Estado la reclamación del Esequibo, condujo a que la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez asumiera igualmente el tema del Esequibo. Su ministro de Relaciones Exteriores, el Dr. Gómez Ruiz (1948–1952) declaró en la IV Reunión de Consulta de Cancilleres Americanos (celebrada en Washington 26 marzo-7 abril 1951),“que ninguno de los cambios de status que puedan ocurrir en la Guayana Británica en el futuro, será obstáculo para que Venezuela, haga valer sus justas aspiraciones». Tan es así que la dictadura ratificó en la 10ª Conferencia Interamericana celebrada en Caracas del 01 al 28 de marzo de 1954, su posición de mantener vivo en los foros regionales la cuestión del Esequibo. El ministro de Relaciones Exteriores, Aureliano Otáñez (1952–1956) reiteró nuevamente «que ninguno de los cambios de «status» que puedan ocurrir en ese país vecino, puede ser obstáculo para que el Gobierno Nacional… haga valer su justa aspiración de que se reparen, conforme a una rectificación equitativa, los perjuicios sufridos por la Nación».
Al regresar la democracia en 1958, con Acción Democrática en el gobierno, don Rómulo Betancourt como presidente constitucional y el embajador ante las Naciones Unidas Dr. Carlos Sosa Rodríguez (en la primavera de 1962) hicieron una intervención en la Comisión de Política Especial, en la cual denunciaron por primera vez en el foro neoyorquino el caso del Esequibo. Ese mismo año, el ministro de Relaciones Exteriores, el doctor Marcos Falcón Briceño, inscribe para el debate general del XVII periodo de sesiones de la Asamblea de las Naciones Unidas su intervención (12 de noviembre de 1962), el tema titulado “Cuestión de límites entre Venezuela y el territorio de la Guayana Británica”. Con esta intervención, Venezuela hace oficialmente del conocimiento de la comunidad internacional la conspiración y despojo de los cuales fue víctima.
La intervención del canciller Marcos Falcón Briceño, inmediatamente, condujo a que Gran Bretaña aceptara que había un reclamo y tenía que ir a la mesa de negociaciones; a diferencia de su renuencia a que Venezuela integrara el Tribunal Arbitral de París de 1899, por considerarnos “pueblos salvajes”. En cambio, en esta nueva ocasión, Venezuela (a diferencia de Inglaterra) aceptó que la Guayana Británica como colonia, todavía sin personalidad jurídica internacional, participara en las negociaciones que condujeron a la firma del Acuerdo de Ginebra (17 de febrero de 1966), el cual constituye la piedra angular de la reclamación de soberanía sobre el territorio Esequibo y establece los procedimientos que deben seguir las partes para la solución de la controversia.
Como conclusión hay que tener presente que la democracia hizo del Esequibo un tema de Estado y lo puso en la agenda de los organismos regionales e internacionales. Queda por saber si el poder imperante, el cual hoy ha perdido espacios como la OEA, Naciones Unidas, CARICOM, NOAL, asumirán la defensa del Esequibo como una cuestión de interés nacional o solo será una bandera por cuestiones de oportunismo político.