Por CARLOS OJEDA
A pesar de la gran admiración que siempre he sentido por José Antonio Páez y por la elección de su compañera de vida y esposa, Dominga Ortiz, a quienes la historia les debe un capítulo por su lealtad y solidaridad mutua, debo reconocer que la primera pareja presidencial que sembró la semilla del ejemplo familiar y ciudadano fueron Raúl Leoni y Carmen América Fernández, mejor conocida como “Doña Menca”. Ellos establecieron las normas para el comportamiento ético y moral, además del marco referencial en cuanto al trabajo social de la primera dama. La primera pareja presidencial por excelencia en un país signado por el caudillismo y el militarismo, esa formación se delegó a la mujer venezolana.
Un padre francés y una madre guayanesa. Extraña mezcla sanguínea, aun para nuestros tiempos, le auguraban un futuro prometedor al hijo de Clemente Leoni y Carmen Otero, a quien le robaron el corazón unos extraños ojos color tabaco, claudicando ante los encantos de «La Quita». Historia de amor jamás narrada. Fantasía diluida entre el tiempo y alguna fábula desmesurada que pudo ser inmortal en el tiempo. Anécdota real como tantas aventuras sencillas de tantos ignorados y desconocidos personajes que forjaron nuestra tierra.
Raúl Leoni Otero fue el segundo de tres hermanos. Misterio presente es su nacimiento en el Manteco un 26 de abril de 1905, aunque su fecha bautismal es en Upata. Fue miembro de la generación del 28. Joven arrestado y preso a los 16 años por su solidaridad con una huelga de tranviarios.
Fue fundador del ARDI, ideólogo del ORVE, integrante del PDN y fiel firmante del acta constitutiva de AD. Fue abogado titulado en Colombia. Diputado, miembro de la junta revolucionaria, Ministro, Senador y Presidente del Congreso. Fueron las desventuras y responsabilidades previas de Leoni antes de ser electo presidente de la República y juramentado un once de marzo de 1964.
La presidencia de Raúl Leoni, se destacó – como la sencillez de los grandes – entre tantas cosas, por la discreción con la que se ejecutaron grandes transformaciones económicas y sociales. El gobierno de “Amplia Base”, tuvo logros inobjetables en la estabilización del país. La reconstrucción de la economía y el crecimiento agroindustrial. La reducción del desempleo del 14,2 al 6,4 %. La contracción del gasto público. El incremento de las reservas internacionales. El fortalecimiento de la CTV y el ser precursor de Venezuela en la CAN. La culminación y el seguimiento de las obras que conforman las empresas básicas como la represa del Guri, Alcasa y Sidor. La consolidación de las petroquímicas de Morón y el Tablazo. Eso en materia económica y desarrollo.
No menos importante fue la continua lucha en contra de los grupos insurgentes y subversivos que buscaban desestabilizar la incipiente democracia. Delincuentes disfrazados de izquierdistas y algunos infiltrados plenos de sedición con sus posturas violentas y valiéndose de sentimentalismos. Fomentaban la violencia y la justicia popular, en contra de campesinos e ignorantes, a quienes no pudiendo convencer de sus atrocidades delictivas, convertidas por ellos mismos en épicas libertarias, asesinaban sin piedad.
El mandato de Raúl Leoni fue completamente diferente a cualquier mandato. Se instauró la pareja presidencial. Honor para ambos, quienes cual cuento de hadas con amor a primera vista y unidos desde jóvenes, irradiaban pulcritud, honestidad, ética y moral. Ellos reflejaban los más puros valores cristianos y familiares. Juntos representaban en la escena nacional y pública, la dignidad. Y lo más importante, eran y son el ejemplo del camino a seguir, el valor familiar y los principios por encima de cualquier eventualidad.
Doña Menca, valiente y decidida, se dedicó a ser parte del mandato de su esposo dejando un legado único en lo social. Fortaleció el Consejo Venezolano del Niño. Creó el Festival del Niño. Conjugó esfuerzos públicos y privados hasta lograr la “Fundación del Niño”. Fue impulsora del programa de regulación de la familia para favorecer el desarrollo y la estabilidad emocional de los niños. Bajo su tutela se creó el programa de reconocimiento de los hijos naturales, formalizando a miles de infantes en el núcleo familiar, contribuyendo a la normalización de las uniones entre parejas.
Carmen América Fernández se ganó el reconocimiento hasta hoy día del papel de la esposa del Presidente de la República como pilar fundamental del trabajo en pro del bienestar de los más necesitados. Doña Menca, pionera en la integración de los valores éticos y morales de la gran familia venezolana, formó junto al doctor Raúl Leoni Otero la primera pareja presidencial.
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