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El rescate: El brusco empeño de Estados Unidos en darle una mano a Venezuela

El rescate 

Por JURATE ROSALES 

¿Qué significa el brusco empeño norteamericano en darle una mano a  Venezuela?

La primera señal de indiferencia en relación a Venezuela por parte del resto del mundo, ocurrió tras el deslave de Vargas, cuando la nave norteamericana de ayuda a la población conjuntamente con  los demás esfuerzos internacionales fueron rechazados por orden de Chávez. El estado Vargas y sobre todo su vialidad, más nunca fueron recuperados en su justa medida. Ahora cuando por fin el mundo parece recordar que Venezuela existe, espero que Europa no llegue a padecer de renovada ceguera como la del señor Josep Borrell, canciller de la Unión Europea, quien lejos de ayudar a los venezolanos, no parece comprender la dramática situación que esa nación padece en el actual momento. La actual es una emergencia igual o mucho mayor que la de antaño y corre el peligro de tampoco ser atendida igual y por las mismas razones, como lo fue antaño la de Vargas.

Venezuela, después de más de dos décadas de deterioro continuo en sus estructuras físicas y tras mil-millonarias devaluaciones de su signo monetario, llegó a ser el país más pobre de América del Sur. Actualmente, por más que uno se esfuerce en buscar una rendija para el optimismo, sólo aparecen unas primeras señales para albergar una esperanza.

Sin embargo, algo en estos días se ha movido con el anuncio de que vienen a favor de Venezuela tres confesiones públicas, notorias y de carácter internacional, las tres en juicios iniciados en los Estados Unidos. 

El primero y el más esperado, es el de Alex Saab, presunto testaferro de Maduro, cuyo largo periplo para llevarlo a una cárcel de Estados Unidos anuncia una batalla legal, perdida de antemano por sus abogados. La asombrosa importancia que Maduro dio a su defensa, permite suponer que su confesión incluirá más que una lista de delitos menores o un recuento del contenido de las cajas Clap. 

En el segundo lugar de los apresados, está la ex enfermera de Chávez, Claudia Diaz Guillén, también extraditada desde España a EEUU en estos días, para dar cuenta en los tribunales norteamericanos del destino de los millones puestos en sus manos cuando fue nombrada tesorera del gobierno de Venezuela. 

En tercer lugar, se apresta el anunciado, pero todavía no ejecutado, encarcelamiento en EEUU del «Pollo» Carvajal, actualmente preso en España, considerado la persona que más documentos ha reunido en veinte años de funciones directivas ligadas a inteligencia del Estado de Venezuela. 

Con estos tres casos de lo que evidentemente serán largas y nutridas sesiones de interrogatorios judiciales en Estados Unidos, uno se pregunta hasta cuándo y en qué medida resistirán en Venezuela los funcionarios que todavía quedan leales a Maduro. Temo que esto empiece a parecer como una especie de sálvense quien pueda. No me cabe duda, que habrá unos cuantos tanteos para acercarse a una situación que proteja, más y mejor, lo adquirido hasta ahora. Esto cada vez será más difícil, porque ya escapó del ámbito político y estará en manos de la justicia penal pura. Y es de recordar, que en los gobiernos serios, las dos ramas están independientes.     

Es que tampoco ya luce seguro el paraguas ideológico cubano, con sus propios problemas cada vez más versados en recurrir a la represión pura y dura, a tal punto, que un enfermo Raúl Castro tuvo que interrumpir su reposo para darle una mano a su sucesor, no vaya que todo el edificio ideológico se les derrumbe.

Y finalmente está la situación norteamericana con la catastrófica salida de Afganistán que debía haber sido pacífica y resultó mortífera. Después del sonado fracaso en Afganistan y con Trump reuniendo a su partido, se supone que Biden necesita dar un retoque a su presidencia. Es posible que esto sea la verdadera razón de los apresurados intentos de opacar el desaguisado afgano, componiendo el otro desastre en el mundo, como lo es hoy Venezuela. Ojalá lo consiga. Amanecerá y veremos.

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