Cortesía del Diario de Caracas

Se nos da un chance

*** «Está absolutamente claro, que a los cinco o seis presidenciables se les ofrece la oportunidad de actuar juntos, como nunca antes se había ofrecido. Creo que ni en el pacto de Puntofijo la situación estuvo tan clara», considera la autora.

Por JURATE ROSALES

Tal como veo la situación actual, la cosa se reduce a cuatro y más años de espera, debido a las impaciencias de los ahora cinco y hasta seis “posibles candidatos presidenciales”,  todos incapaces de actuar de común acuerdo. Lo ideal sería reunirlos para que actúen como un solo hombre, por el  bien de la nación. Está absolutamente claro, que a los cinco o seis se les ofrece la oportunidad de actuar juntos, como nunca antes se había ofrecido. Creo que ni en el pacto de Puntofijo la situación estuvo tan clara. 

Por ahora, me sorprende la facilidad con la que personas que uno creía muy capaces para distinguir cualquier trampa, en este mes cayeron en lo que estaba abiertamente preparado para inducir la división en las recientes elecciones regionales celebradas en Venezuela el pasado mes de noviembre 2021. Esto me induce en analizar las razones, a mi juicio históricas, que privan en una Venezuela incapaz de unirse, pese a las evidentes situaciones de destrucción del país y su trágica hambruna en la mayoría de la población.  

¿A qué se debe esa aparentemente incurable ceguera política? Hace años, ya había observado en los pénsums escolares de Venezuela, una anomalía que con las muchas décadas transcurridas desde por lo menos el año 1958, no hizo sino incrementarse. Me refiero a los pénsums escolares, que desde la primaria, nunca dejaron de implantar en el consciente y luego el subconsciente de cada alumno, la imagen de los héroes de la independencia en brillantes uniformes militares. Unas enseñanzas que nunca fueron  corregidas, y que desde los años de la primaria, falsearon hasta el día de hoy, la imagen de una nación y sus héroes, realzando sin ton ni son, la importancia de un uniforme militar realzado con el colorido que vestían los militares que forjaron la independencia. 

Siempre me he preguntado a qué se debía el empeño en realzar a una edad escolar, la imagen del militar que termina por ser lo más duradero en el subconciente inducido en los primeros años de la escuela. La posterior influencia del chavismo – también teñido de un aura de gloria militar, – en vez de corregir la percepción inducida en los primeros años escolares, no hizo sino llevarla hasta lo absurdo y según veo, aquello nunca fue corregido. Hasta en todas las elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales en Venezuela, lo más extraño es la presencia omnímoda del Plan República, lo que en la mayoría de los países democráticos difícilmente puede aceptarse en cuanto al rol que parecen desempeñar los uniformados, que son la antítesis de un evento estrictamente civil.  

A partir de allí, y después del advenimiento a la presidencia de Hugo Chávez hasta la fecha, creo haber contado entre las numerosísimas elecciones celebradas en Venezuela, apenas tres únicas que a mi juicio, arrojaron una cifra de resultados creíbles. Las puedo enumerar  y pido que me corrijan si me equivoco. Las que por primera vez eligieron a Chávez presidente de Venezuela en el año 1998 y asumió la presidencia a partir del año 1999,  fueron honestas, pese a la gran abstención. A partir de esa fecha, todas las elecciones de cualquier tipo subsiguientes, fueron trucadas, tanto las que inventó la empresa Indra, como luego la Smartmatic. Las excepciones con resultados sin alterarlos, fueron dos. La primera, cuando Chávez quiso crear un cuerpo militar a su único servicio, y el Alto Mando le avisó que la votación se lo negó. La segunda, cuando un grupo de oficiales en retiro, lograron  obstruir la transmisión habitual mandada desde Cuba con los resultados “made in Cuba” como siempre, y empezaron a entrar los resultados verdaderos. Que fue cuando fue electa la Asamblea Nacional del año 2015 y finalmente en su último período el presidente de la Asamblea Nacional resultó ser Guaidó, el cual, dado que la reelección de Maduro no parece haber sido reconocida, Guaidó cumple teóricamente las funciones de Presidente interino. 

El momento actual es ahora el siguiente ensayo. Guaidó sigue siendo electo presidente de la Asamblea Nacional pese a que su periodo ha caducado, pero al considerarse que no ha sido legalmente sustituido con nuevas elecciones reconocidas, él sigue en el cargo, igual que los demás parlamentarios que fueron electos en el año 2015. 

Dentro de esa situación, se reanudan – si acaso – las conversaciones de solución para Venezuela  en Noruega bajo no sé qué criterio ni para qué, puesto que ahora se supone que habrá elecciones presidenciales. Sobre cuándo serán, según tengo entendido, se manejan – por lo menos en Washington – dos posibles fechas. La primera sería reconocer el período Constitucional venezolano marcado por la oficialmente inconstitucional presidencia de Maduro, lo que sería dentro de cuatro años. La segunda fecha eventual, al considerar que  la presidencia de Maduro es ilegal y sería revocada, serían elecciones presidenciales en el segundo semestre de 2022.

Sospecho que Maduro ya pisó la concha que obviamente le tenían preparada. Sería muy extraño, que se vuelva súbitamente obediente a las leyes democráticas. Por el momento, pienso que ahora, todo dependerá de si los venezolanos  y sobre todo el combo de soñadores con la presidencia, se portarán como para evitar la espera de los cuatro años y pico.

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