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Ucrania y las amenazas reales

*** Aparte del anuncio ruso de instalar bases militares, ¿qué más está en juego para Venezuela en el conflicto entre Rusia y Ucrania?

Por ALFREDO MICHELENA

Rusia dice sentirse amenazada por Occidente y por eso ha enviado tropas a la frontera con Ucrania. Esto ha provocado la reacción de EE.UU. y Europa en vía la alianza militar que conocemos como OTAN. El pronóstico es un conflicto armado real.

Luego de una reunión entre las partes, el Secretario de Estado, Anthony Blinken, informó que le plantearon a los rusos “o la diplomacia o el enfrentamiento”. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, les dio una semana para que respondieran por escrito a sus demandas, lo cual fue cumplido por Washington. Moscú confirmó que la respuesta fue negativa. Los rusos, sin embargo, insisten en que no están amenazando a Ucrania. “No hay amenaza alguna sobre Ucrania”, son los occidentales quienes serían una amenaza “con el suministro de armamento e instructores militares” a Ucrania.

La amenaza real

Moscú ha amenazado con establecer bases en Cuba y Venezuela. Esta noticia ha causado polémica y debate, pero poco se ha hablado sobre lo que los rusos consideran una amenaza real en Ucrania. Es decir, “el suministro de armamento e instructores militares”, antes mencionado. Según Manuel Christopher Figuera, general que fue el director del Sebin venezolano hasta el 2019, ya existen dos bases rusas en Venezuela.

La amenaza real también estaría en la frontera colombo-venezolana. Según el Centro para una Sociedad Libre Segura (SFS), militares rusos estarían apostados en Arauca, vigilando a Colombia con un sistema de radares como el P18 y, posiblemente, a través de drones rusos (Orlan 10).

Lo cierto es que, si Rusia considera una amenaza real “el suministro de armamento e instructores militares” a Ucrania, muy bien EE.UU. podría considerar la existencia de armamento y asesores rusos en Venezuela como una amenaza.

Lo que viene en la escalada

El paso siguiente en la escalada bélica, según la lógica rusa, sería, por parte de la OTAN, enviar tropas a Ucrania y a esa región. Y los rusos a Venezuela y Cuba. Siguiendo ese tren lógico de pensamiento, lo que faltaría sería que EE.UU. se preparase para invadir a Cuba y a Venezuela, como de hecho hacen los rusos en Ucrania.

Descabellado como parece, esto parcialmente se está dando. Luego del anuncio ruso sobre las posibles bases militares en Cuba y Venezuela, Putin contactó a sus aliados latinoamericanos para aumentar la cooperación técnico-militar. Los países miembros de la OTAN, mientras tanto, anuncian el envío de barcos y aviones a Europa del Este, a la par que refuerzan el armamento ucraniano. Son los prolegómenos clásicos de estos conflictos, que luego pueden o no pasar a mayores.

Putin confía en quebrar tanto la unidad interna europea como la de Europa con EE.UU. Para ello, es crucial para el presidente ruso acabar con la OTAN, lo cual le permitiría un equilibrio de fuerzas para forzar un acuerdo a su favor. Vladimir es capaz de valerse hasta del corte del suministro de gas y petróleo a Europa.

En todo caso, Putin no se va a ir con las manos vacías de este conflicto; tiene mucho invertido. Mantener a más de 100.000 soldados en las fronteras con Ucrania, y el enorme despliegue militar en Bielorrusia, no es un acto gratuito; ni financiera ni políticamente hablando.

El «zar» no va a salir de allí con las tablas en la cabeza.

Fanfarronada caribeña

Todo parece indicar que el conflicto se centrará en el teatro europeo y que lo del envío de activos militares al Caribe es una fanfarronada, como lo asume EE.UU. La advertencia norteamericana de que habría “una respuesta decisiva” parece haber  sido suficiente. Sin embargo, algo que podría variar el tablero geopolítico sería, como informó el embajador ruso en Venezuela, la disposición del gobierno de Nicolás Maduro aa apoyar militarmente a Rusia más allá de la retórica de personajes como Vladimir Padrino. Cuba, por cierto, ha mantenido silencio al respecto. Si Caracas decide dar un paso adelante en ese asunto, pasaría a ser abiertamente un régimen hostil y beligerante para la OTAN que, a través de EE.UU., podría tomar acciones contundentes. ¿Se atreverá el madurismo?

Lo que sí debe preocuparnos es que en la negociación, que se dará antes o después, Rusia pueda conseguir lenidad para seguir expandiéndose y actuando libremente en la región con los efectos desestabilizadores que tanto ella como sus aliados están produciendo en este rincón del mundo.

Las opiniones publicadas en Zeta son responsabilidad absoluta de su autor.

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