Se lo exigían todos los barones (líderes) regionales. Se lo habían pedido por carta los principales dirigentes del Grupo Popular del Congreso de los Diputados. También la inmensa mayoría de su núcleo de confianza que integra el Comité de Dirección. En sus últimas horas como presidente del Partido Popular (PP), Pablo Casado ha convocado finalmente el próximo martes la reunión de la Junta Directiva Nacional del partido para celebrar el XX congreso nacional, que tendrá carácter extraordinario. La reunión de la Junta Directiva será finalmente el próximo 1 de marzo tras las quejas del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, por coincidir con el Día de Andalucía.
La convocatoria de un congreso de carácter extraordinario, que tendrá como objetivo renovar la dirección del partido, se interpreta como una cesión de Casado a los barones en su búsqueda de alcanzar una salida aseada que ponga fin a su tormentosa etapa como presidente del PP.
Casado se reunirá este miércoles con los presidentes regionales del PP en la sede nacional para abordar la próxima convocatoria del congreso del partido. Al no ser convocado el Comité Autonómico, en el que sí están incluidos los presidentes autonómicos del partido, a la reunión no asistirá Isabel Díaz Ayuso (presidenta de la Comunidad de Madrid), sino el actual presidente de la gestora del PP en Madrid, Pío García Escudero.
El respaldo que pudiera tener Casado para seguir al frente del PP, después de que ayer decidiera resistir tras una reunión de ocho horas del Comité de Dirección, se ha desmoronado este martes desde primera hora. Minuto a minuto se han ido decantando a favor del congreso extraordinario todos los barones que aún se mostraban tibios en la pugna del presidente del PP con el poder territorial encabezado por Feijóo (líder en Galicia), Moreno (líder en Andalucía) y Mañueco (líder en Castilla y León).
Además, Casado ha perdido al hombre de su máxima confianza, el secretario general Teodoro García Egea, que esta tarde ha dimitido de su cargo y al que muchos en el partido culpaban de la estrategia equivocada del presidente nacional. Sobre todo, a la hora de presuntamente espiar a Díaz Ayuso por una supuesta comisión ilegal cobrada por el hermano de la presidenta madrileña a la hora de la firma de un contrato de compra de mascarillas sanitarias. Fue la gota que derramó el vaso.
(Con información de OKDIARIO, adaptada por Zeta).