Corto y Profundo: Negociar con Maduro
*** El enfrentamiento en Ucrania anula el padrinismo y Maduro queda en capacidad de imponer un futuro como el peronista en Argentina.
Por Rafael Poleo
Las negociaciones son el acto final de toda guerra. Lo negociado puede ser la rendición, cuando una de las partes ya no tiene fuerzas para combatir, como en la Segunda Guerra Mundial. Más frecuente es que se negocie porque seguir combatiendo perdió sentido para una o para todas las partes, como ocurrió en Vietnam.
El caso venezolano es del segundo tipo. El madurismo necesita la paz, pero su socio el padrinismo, que obedece a la estrategia rusa en América, no se lo permitía. La irreversibilidad del enfrentamiento de Occidente con Rusia desatado en Ucrania anula el padrinismo y Maduro queda en capacidad de imponer su interés de buscar para el PSUV un futuro como el del peronismo en Argentina.
La Oposición también tiene que negociar, porque quienes la apoyan, Estados Unidos y la Unión Europea, imponen como solución unas elecciones limpias, lo cual Maduro puede aceptar siempre que le garanticen que no será perseguido si las pierde, como es previsible. Su partido quedaría como la oposición a un gobierno democrático.
Esa es la posibilidad que se discutirá en México, bajo virtual tutela de EE.UU. y la UE. La normalización del ambiente político, en condiciones de seguridad y legalidad, para realizar unas elecciones creíbles. Con Rusia fuera de juego en la región, es realizable. Y deseable, porque no hay otra proposición realizable.
Para debilitar a la Oposición, Maduro trata de trufarla con personajes venidos a menos que han aceptado su protección: Fermín, Gutiérrez, Fernández y otros de aún menor peso. También promueve enfrentamientos, en lo cual ha logrado la coincidencia estratégica de Machado y Capriles. Por el momento trata de que a esos sus colaboradores tarifados o coincidentes les den entidad en las negociaciones, y si se acuerdan elecciones intentará que les acepten en el frente opositor unitario que formarán los partidos que realmente existen. Dada la abundancia de recursos en un mercado de políticos menesterosos como Fermín, inescrupulosos como Capriles o desesperados como Machado, esa operación dará algunos dividendos a Maduro. Es su derecho a pataleo.
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