*** Estados Unidos tiene sus razones para no actuar intempestivamente en los casos de Ucrania, Cuba y Venezuela, considera el autor.
Corto y Profundo
EE.UU. frente a Ucrania, Cuba y Venezuela
Por Rafael Poleo
Hay tres pasos que Estados Unidos tarda en dar, para desesperación de sus partidarios y amigos, que ven debilidad en esa tardanza. Para este humilde cronista, no hay tal debilidad, sino muestra de madurez en una nación que ya ha vivido guerras.
Empecemos por lo más grande: Ucrania. ¿Por qué EE.UU., pudiendo hacerlo, no echa a los rusos de Ucrania? De hecho, la prolongación de esta guerra erosiona rápida y estructuralmente la economía rusa, su estabilidad política, su cohesión social y cultural. En cambio, obliga a Europa a una reorganización diferenciada de Rusia y aliada realmente a América. Cierto que Ucrania sufre, pero después de la guerra habrá un milagro ucraniano asociado a Occidente.
Veamos Cuba. ¿Por qué EE.UU. no termina de echar a los Castro (representados por Díaz Canel), más ahora que Rusia está en aprietos? Porque la población cubana, consciente de que la recuperación económica tardaría hasta diez años, se mudaría a Estados Unidos, agravando el ya serio problema de la migración latinoamericana hacia el Norte. Ayer mismo Washington insistió en el “no vengan” y advirtió que su frontera sur está cerrada.
Venezuela. Estados Unidos prefiere brindar a Maduro una posibilidad de pasarse a Occidente -más ahora que Rusia no es apoyo para nadie-, que manejar el caos de unos jefezuelos políticos cuya lista de incapacidades comienza por no saber ponerse de acuerdo.
En los tres casos, es difícil negar que los gobernantes americanos tienen abundantes razones para actuar como lo hacen.
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