*** Luego de la fallida contratación de Mbappé, el autor considera que probablemente este fracaso puede servir para mantener una estructura salarial y deportiva sana en el Real Madrid.
Por Carlos García de Sola
Sirvan como frases introductorias y aclaratorias las siguientes: Mbappé es a día de hoy, libra por libra, el mejor jugador del mundo y con su edad tiene potencial para seguir siéndolo durante muchos años. Y ya se sabe que en el Real Madrid deben jugar los mejores del mundo, siendo además en el caso del francés un jugador que le daría otro nivel en marketing e imagen de marca, como hicieron años atrás jugadores como Cristiano o Zidane.
Dicho lo anterior, el no fichaje de Mbappé ha evitado consecuencias muy perjudiciales para el club. Con su incorporación se habrían quebrado tres pilares actuales del Real Madrid:
Uno, la política salarial y el ecosistema económico que lleva construyendo Florentino Pérez durante años. El rechazo de Neymar en su día respondió a este criterio de evitar fichajes que supongan un desequilibrio en la escala salarial, con una diferencia excesivamente grande entre lo pagado y el posible retorno.
La negociación con Mbappé, además de romper cualquier techo salarial, implicaba una cesión inédita en los derechos de imagen. Y la prima de fichaje filtrada de alrededor de 120 millones se sumaba a un salario que hacía de Mbappé el mejor pagado del mundo, con una enorme diferencia sobre el segundo. Se le daba al francés casi lo mismo que le dio el Barcelona a Messi cuando le renovó, entregándole de alguna manera las llaves del club. Y ya se sabe que ningún jugador debe estar por encima del club. Ni Cristiano Ronaldo antes, ni Ramos después, ni tampoco Mbappé ahora.
Pero la exigencia propia de ficharle y la exigencia ajena impuesta por la afición provocó que de alguna manera el Real Madrid y Florentino Pérez se saltasen muchas de sus líneas rojas.
El segundo pilar del club es una convivencia futbolística entre veteranos y noveles como pocas veces se ha visto antes. Un ambiente espectacular, con jugadores con pocas ínfulas, muy conocedores del club en el que están. Jugadores a los que les importa el club y lo respetan.
Vemos cada día ejemplos, con Modric renovando año a año, la actitud de los jóvenes brasileños, el compromiso de Valverde, el liderazgo silencioso de Benzema, etc. Los jugadores actuales se sienten parte de un todo mucho más importante que cada uno de ellos. A ello han ayudado las victorias épicas, pero seguramente también la salida de jugadores como Cristiano Ronaldo o Sergio Ramos, líderes totales, excesivamente individualistas, que ejercían un liderazgo menos colectivo.
Mbappé ha demostrado tener un entorno altamente tóxico, muy diferente al de la mayoría de los jugadores del Real Madrid. Más parecido a la realidad del PSG con jugadores como Neymar o Messi, torciendo el brazo de su club, que a la del Real Madrid, con jugadores como Marcelo o Casemiro, que jamás han alzado la voz.
El tercer pilar actual es la apuesta por dos jóvenes brasileños que ya llevan varios años en el club y que tienen en común varias cosas: llegaron muy jóvenes al club, jugaron en el Castilla y ya son determinantes para el primer equipo. Vinicius y Rodrygo iban a ver cómo la llegada de Mbappé frenaba su progreso.
Uno por ser trasladado a la otra banda y el otro por perder minutos de calidad. Sin el francés el club puede apostar perfectamente por dos jugadores que han demostrado esta temporada que tienen calidad y personalidad suficiente para ser titulares en este equipo. Es indudable que a día de hoy Mbappé es mucho más determinante que ambos, pero quién sabe si, con muchos más minutos y confianza, no pueden alcanzar un techo si no igual, al menos no tan lejano.
En definitiva, probablemente este fracaso, que lo es, puesto que un fracaso es no lograr tu objetivo, y el del Real Madrid era fichar a Mbappé, puede servir para haber mantenido una estructura salarial y deportiva sana.
Podemos decir que hemos esquivado una bala de plata, envenenada, además, por la necesidad del club desde hace años de reemplazar la figura mundial de Cristiano Ronaldo y de seguir apuntalando un proyecto para el próximo lustro. Con Mbappé ha sucedido lo que sucedió con Neymar, y aquello se demostró, a la vista de sucesos posteriores, como un acierto.
Y si entonces el presidente fue capaz de renunciar a ese fichaje, con idénticas circunstancias se debería haber renunciado a este. El club estaba dispuesto a sacrificar posiblemente más que el propio jugador. Algo que no ha sucedido en casos anteriores, conocidos casos de éxito, con jugadores como Modric, Cristiano Ronaldo o Zidane. Todos ellos querían llegar al Real Madrid tanto o más que las ganas del club por su incorporación. Y eso no parece haberse dado ahora.
Por primera vez, el club supeditaba su política a un jugador (de hecho, ha supeditado toda su política deportiva en los últimos años) y eso se acaba pagando. Ahí tenemos el caso de Messi y las consecuencias nefastas para el F. C. Barcelona.
En definitiva, posiblemente nos hayamos librado de un fichaje perjudicial, un jugador más parecido a Neymar que a Cristiano Ronaldo. En el corto plazo puede parecer un golpe letal para el club, como fue la no llegada de Neymar. Pero en el medio y largo plazo, y en función de cómo se gestionen los jugadores actuales y cómo sean los futuros fichajes para reforzar al equipo, será beneficioso.
El tiempo, como todo, dará o quitará razones, pero ahora toca enfocarse en los activos actuales del club y en la próxima final. Y no olvidar que nadie está por encima del Real Madrid. Nunca y en ningún caso. Y por eso tenemos 13 copas de Europa, y quién sabe si 14 en pocos días.
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Publicado originalmente en La Galerna ©.