Quién es Rodolfo Hernández

Quién es Rodolfo Hernández, la opción anti-Petro

*** A pesar que a su hija la mató el ELN, Hernández dice que si la guerrilla quiere la paz, que se adhiera al acuerdo de las FARC “y así nos evitamos pérdida de tiempo y de plata».

El pase a la segunda vuelta en los comicios colombianos de Rodolfo Hernández es considerado en el país neogranadino como una gran sorpresa electoral, pues las encuestas no lo señalaban a él sino a Federico Gutiérrez, quien ahora apoya a Hernández para las elecciones del próximo 19 de junio.

Hernández, de 77 años, se presentó a las elecciones presidenciales con el Partido “Liga de Gobernantes Anticorrupción” y como alternativa a las opciones tradicionales. Se considera un independiente que se desliga completamente de la política más clásica y conservadora que ha dominado en los últimos tiempos en el país suramericano.

Hernández nació en 1945 en Piedecuesta, en la región de Santander, en el noreste de Colombia, y ha sido en esa área donde también creció y desarrolló gran parte de su carrera profesional.  Se ha mostrado satisfecho por los acuerdos de paz suscritos entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Es de recordar que su hija fue secuestrada y asesinada en 2004 por el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En su programa de gobierno señala que no está a favor de impulsar “nuevas mesas de negociación que impliquen interminables conversaciones”.

«A mi papá lo secuestraron y lo devolvieron loco, a mi hija la mataron, pero yo no me puedo quedar en el dolor, tenemos que salir adelante. Por eso, si la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional quiere la paz, que se adhiera al acuerdo de las FARC, y así nos evitamos pérdida de tiempo y de plata», dijo Hernández recientemente.

El candidato es ingeniero civil de profesión y pudo amasar su gran fortuna gracias a su trabajo como empresario de la construcción. Su vida está ligada a este sector y es por eso por lo que, incluso, él mismo se hace llamar “ingeniero Rodolfo Hernández” en alusión a su profesión, pero también para alejarse de los estereotipos que lo podrían ligar a la clase política.

Se hizo multimillonario en la década de 1990, cuando desarrolló varios proyectos inmobiliarios sociales destinados a los más pobres del país. Todo ocurrió en un momento clave, cuando Colombia sufría una de las peores crisis de la construcción y gran parte de la población no tenía recursos económicos para optar a una vivienda.

En ese momento lanzó el PLAN100, un proyecto que pretendía dar un alivio económico a las familias para poder pagar las propiedades de bienes raíces en 100 cuotas. Ese era un negocio redondo para Hernández, porque su empresa era, a la vez, la constructora y el banco que generaba intereses gracias a sus opciones de financiación propias.

Se inició en la política en 1992, cuando fue escogido como concejal de Piedecuesta, su municipio natal. Pero, según indican varios medios de comunicación locales, Hernández no asistía a las reuniones municipales ni figuraba en el equipo de gobierno. A finales de ese mismo año, renunció a su puesto público y se enfocó en el ámbito privado.

Después de más de 30 años dedicados al negocio de la construcción, Rodolfo Hernández regresa a la política colombiana a través de la plataforma cívica “Lógica, Ética y Estética” con un programa que prometía millones de viviendas para los sectores más vulnerables y sin recursos de Bucaramanga.

Actualmente impulsa la idea de construir casas «decentes» para los campesinos, donde puedan vivir bien y mantener la producción de alimentos y surtir de estos a Colombia y otros países. Para ello, construyó una casa modelo en Santander, sin embargo, no ha explicado de dónde provendrán los recursos para desarrollar la iniciativa.

En 2016, en una reñida elección contra el candidato del Partido Liberal, logró hacerse con la alcaldía de Bucaramanga por 77.000 votos.

Como alcalde, la Procuraduría de Colombia le impuso varias sanciones disciplinarias y en 2019 llegó a tener hasta 34 investigaciones abiertas sobre medidas punitivas, aunque la entidad pública no dio más detalles al respecto durante la contienda presidencial.

Ese mismo año, Hernández anunciaría su renuncia a la alcaldía de Bucaramanga asegurando que su decisión obedecía a “persecución política”.

“La corrupción y la politiquería aliados a la burocracia de una maquinaria difícil de desarticular se empeñaron permanentemente en oponerse a estos cambios fundamentales”, escribió en ese entonces en una carta enviada al gobernador de Santander, Didier Tavera Amado, para darle a conocer su postura.

En el presente, tiene entre sus propuesta la modificación del Código Penal Procesal. Dice que con ello buscaría «acabar con los privilegios de quienes dilapidan los recursos y acaban con toda posibilidad de desarrollo, pero terminan en casa por cárcel, con penas ridículas» dijo recientemente.

Ahora, Rodolfo Hernández compite en la primera línea de la política nacional colombiana. Su carácter directo y dejando lo políticamente correcto a un lado han sido sus señas de identidad en la primera fase del proceso electoral. Ha llegado incluso a acusar a sus detractores de “sinvergüenzas», “ladrones” o “atracadores”.

Asegura que utiliza improperios y un tono de voz fuerte porque es “espontáneo” y porque siempre que está entre amigos “hablamos así”.

En 2018, Hernández protagonizó un escándalo que aún hoy se recuerda en Bucaramanga y en el resto del país. Durante una discusión con el concejal John Claro, al que acusó de no permitirle hablar durante las sesiones de gobierno, en un momento se levantó para golpearle en la cabeza e insultarlo con toda clase de malas palabras. Poco después, y cuando la Procuraduría lo suspendió por tres meses, se disculpó públicamente por ese “error humano provocado”.

Fue obligado a pagar unos 23.000 dólares al cambio actual (95 millones de pesos de ese tiempo) que él ha ido desembolsando en 190 cuotas de 120 dólares cada una.

También insultó al cuerpo de bomberos de Bucaramanga, diciendo que eran unos “barrigones”, unas palabras que también tuvieron consecuencias ya que fue sancionado a pagar unos 80.000 dólares por una demanda.

En 2016 aseguró públicamente que era un firme admirador de Adolf Hitler, responsable del Holocausto judío. “Soy seguidor de un gran pensador alemán. Se llama Adolf Hitler”, comentó durante su intervención en un medio colombiano.

El año pasado, sin embargo, cuando ya se había decidido por sus aspiraciones presidenciales, aclaró que se había equivocado en la entrevista y que, en realidad, no quería citar al líder nazi sino que tuvo un lapsus y quería citar, en realidad, a Albert Einstein.

A pesar de impulsar un proyecto político basado en las políticas contra la corrupción, Hernández tiene abierta una causa judicial por este tema. En 2021, la Fiscalía colombiana lo acusó de presuntas irregularidades, aunque él se ha declarado inocente y ha asegurado que nunca ha robado nada ni se ha beneficiado económicamente de ello de forma ilícita. En abril de 2022, en otra sesión del mismo caso, volvió a negar cualquier tipo de acusación sobre corrupción e irregularidades contractuales. El caso sigue abierto y Hernández tendrá que presentarse ante la justicia colombiana.

En cuanto a sus propuestas de gobierno, prometió reducir el IVA del 19 al 10 por ciento, al tiempo que asegura que subirá las ayudas públicas a las familias más desfavorecidas del país.

Dijo estar en contra de la expropiación de tierras que no sean productivas y, aunque se ha opuesto al fracking añadió que sí estaría dispuesto a seguir desarrollando proyectos con esta técnica siempre y cuando se respeten las condiciones medioambientales.

Sobre el sistema penitenciario dijo que «Las cárceles deben estar a orillas de los ríos o del mar, para que los internos trabajen como en zonas francas, produzcan y se pueda exportar. De esa forma se rehabilitarán y generarán beneficios para el país en estas ciudadelas de justicia, donde el sector privado sea el socio del Estado en la recuperación de los presos y el impulso a la producción».