***Biden dijo que darán a los ucranianos sistemas de cohetes y municiones más avanzados que les permitirán atacar con mayor precisión objetivos clave en el campo de batalla de Ucrania.
Luego que el presidente de Estados Unidos Joe Biden, anunciara en un artículo publicado en The New York Times que reforzaría la artillería ucraniana tras las peticiones del gobierno de Volodímir Zelenski, Rusia advirtió que Washington aumenta el riesgo de una “confrontación directa”.
“He decidido que proporcionaremos a los ucranianos sistemas de cohetes y municiones más avanzados que les permitirán atacar con mayor precisión objetivos clave en el campo de batalla de Ucrania”, escribió Biden, que ha cuidado mucho sus palabras. Señaló que no facilitaría al Gobierno de Kiev misiles capaces de atacar territorio ruso refiriéndose a sistemas con un radio de acción más amplio que los que enviará el Pentágono, de hasta 70 kilómetros, aproximadamente.
Se trata de sistemas de lanzamiento múltiple de misiles guiados por satélite que pueden desplazarse a bordo de un vehículo, de modo que tienen una gran movilidad. Para el ejército ucraniano pueden suponer un cambio sustancial tanto en su defensa como a la hora de impedir que Rusia consolide sus posiciones en las zonas invadidas. Un portavoz del Departamento de Estado manifestaba este martes su inquietud al respecto: “Seguimos preocupados por las medidas que está tomando Rusia para intentar institucionalizar el control sobre el territorio ucraniano soberano, especialmente en la región de Jersón”, dijo.
Biden cree que la guerra solo puede acabar con una negociación y justifica así el apoyo militar a Ucrania y el envío adicional de esos sistemas de misiles: “Nos hemos apresurado a enviar a Ucrania una cantidad importante de armamento y munición para que pueda luchar en el campo de batalla y estar en la posición más fuerte posible en la mesa de negociaciones” dijo el mandatario
Moscú, en cambio, considera que Estados Unidos “está echando gasolina al fuego deliberadamente”, dijo Dmitri Peskov, portavoz del dictador Vladímir Putin. El Kremlin se mantiene en la línea de estos meses ante el continuo refuerzo armamentístico a Ucrania. De viaje en Arabia Saudí, el titular de Exteriores, Serguéi Lavrov, advirtió que la decisión estadounidense aumenta el peligro de que “un tercer país” se vea arrastrado al conflicto.
El nuevo armamento está incluido en una remesa valorada en 700 millones de dólares (alrededor de 658 millones de euros) dentro del paquete de 40.000 millones de dólares (unos 38.000 millones de euros) en ayuda militar, económica y humanitaria aprobada por el Congreso estadounidense hace unas semanas. Estados Unidos ya ha enviado abundante material militar y los equipos antitanque y antiaéreos han resultado decisivos para frenar la invasión rusa.
A Washington le preocupa que el envío de misiles de precisión de mayor alcance se interprete en Moscú como una escalada del conflicto. Por eso Biden deja claro que el propósito de esos misiles no es atacar territorio ruso: “No buscamos una guerra entre la OTAN y Rusia”, escribe. “Mientras Estados Unidos o nuestros aliados no sean atacados, no nos involucraremos directamente en este conflicto, ni enviando tropas estadounidenses a luchar en Ucrania ni atacando a las fuerzas rusas. No estamos alentando ni permitiendo que Ucrania ataque más allá de sus fronteras. No queremos prolongar la guerra solo para infligir dolor a Rusia”, destaca el presidente.
Posteriormente, fuentes de la Administración han ido más allá al asegurar que la entrega ha sido posible porque el Gobierno ucraniano ha dado garantías de que no usará los nuevos sistemas de misiles para atacar territorio ruso.
El artículo de Biden se titula: “Lo que Estados Unidos hará y no hará en Ucrania”. Aunque la principal novedad que aporta es ese envío de los sistemas de misiles, también establece la posición de Washington con mayor claridad que hasta ahora en otras materias. Así, pese a que hace poco más de dos meses Biden dijo en Polonia que Putin no podía seguir en el poder, ahora proclama que derrocarle no es su objetivo. “Por mucho que esté en desacuerdo con el señor Putin y que considere que sus acciones son un ultraje, Estados Unidos no intentará provocar su destitución en Moscú”, dice el mandatario ahora en su artículo.