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China observa con atención lo que está sucediendo en la cumbre de la OTAN en Madrid. Sabe que las estrategias que tracen los líderes de las potencias occidentales para Rusia pronto van a ser aplicadas también para ella. Con cierta cautela, Xi Jinping apoya a Vladimir Putin en su expansionismo bélico en Ucrania y culpa a la OTAN de haber provocado la invasión rusa. También cree que Estados Unidos está intentando formar una alianza similar en el Asia-Pacífico y la presencia de las potencias de la región en esta cumbre solo le hace aumentar sus sospechas.
Los líderes de Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda asisten por primera vez como invitados a una cumbre de esta alianza de 30 miembros. El foco de la reunión está concentrado en la respuesta militar a la ofensiva rusa y la entrada en la organización de Finlandia y Suecia, pero todos saben que la “pelea de fondo” es con China. En un mundo polarizado al extremo en el que la disputa global se redujo a “democracia” contra “autoritarismo”, todos entienden que Rusia es apenas “una previa” de la “gran confrontación” con China por ver quién va a liderar el mundo en la segunda mitad del siglo XXI.
En ese contexto es que en el documento que se discute en la cumbre define a China como un “desafío sistémico” en las nuevas directrices políticas para la próxima década, lo que refleja los cambios en el panorama geopolítico a medida que Xi se une cada vez más a Putin en oposición a las democracias del mundo.
El llamado documento de Concepto Estratégico esboza las prioridades de la alianza para la próxima década y será firmado tanto por los 30 miembros de la OTAN como por los países invitados. Será la primera revisión del anterior que data de 2010, que no mencionaba a China y se refería a Rusia como socio estratégico. Una verdadera lección “en vivo” de los cambios geopolíticos de la última década.
La OTAN muestra la preocupación que les plantea China con respecto a la ciberseguridad y la desinformación, así como “el control de las infraestructuras críticas y el cumplimiento del orden internacional basado en normas”. Pero no llega a calificar al “gran dragón” asiático como un “enemigo”. El documento viene siendo discutido desde hace meses y se llegó a algunos puntos intermedios con Estados Unidos en la posición más radicalizada y Alemania como la más moderada a raíz de sus compromisos comerciales con Beijing.
Varias naciones asiáticas buscaron en los últimos meses estrechar sus lazos de seguridad con Estados Unidos para evitar ser dominados por el mayor actor de la región. China mantiene disputas fronterizas activas con sus vecinos, como Japón, India y Vietnam, e intensificó la presión militar, diplomática y económica sobre Taiwán, la isla-nación que reivindica como suya. El canciller chino, Wang Yi, advirtió que su país no iba a admitir ninguna interferencia en su camino “hacia la unificación del territorio chino”
En los pasillos de la cumbre que se realiza en Ifema, el gran centro de convenciones madrileño, con unos 5.000 asistentes, la preocupación previa que estaba centrada en el tipo de armas que se va a entregar a Ucrania para su defensa y las objeciones de Turquía para el ingreso de los dos nuevos socios, Finlandia y Suecia –se firmó un acuerdo de cooperación entre los tres países-, ya están despejadas. Es en este contexto que apareció China en escena. Y así lo expresó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg: “El diálogo significativo por el que hemos trabajado durante tantos años, no está sobre la mesa, no está funcionando simplemente por el comportamiento de Rusia: han elegido la confrontación en lugar del diálogo. Lo lamentamos, pero por supuesto tenemos que responder a esa realidad”. Hablaba también del comportamiento del gobierno de Beijing sin nombrarlo directamente.
“Rusia y China dicen que forman una `asociación sin límites´ y está la tendencia de funcionarios chinos a difundir desinformación rusa sobre la invasión de Ucrania por parte de Moscú, los aliados ven un patrón creciente entre ambos y la necesidad de empezar a abordarlo”, dijo un alto funcionario europeo a la agencia Bloomberg.
Mary Elise Sarotte, profesora de estudios históricos de la Universidad Johns Hopkins cree que para la OTAN, ambas potencias forman un bloque al que le tienen que hacer frente aunque en tiempos diferentes. “Es realista colocar a la amenaza china dentro del Concepto Estratégico de la organización. La OTAN no puede ignorar la amenaza China aunque, por ahora, la prioridad sea la invasión a Ucrania”, dijo.
En una cumbre virtual de los BRICS (Brasil, Rusia, India y China) a la que asistió Putin la última semana, Xi acusó a Estados Unidos de pretender ampliar las alianzas militares y dividir la economía mundial en zonas mutuamente excluyentes. Advirtió que “los que se obsesionan con una posición de fuerza” sólo “caerán en un enigma de seguridad”. Y este martes, el portavoz de la cancillería china, Zhao Lijian, dijo que la OTAN se había convertido en una “herramienta de ciertos países para mantener su hegemonía”. “Después de perturbar a Europa, la OTAN no debería intentar desestabilizar a Asia y al mundo entero”, lanzó Zhao.
“Evidentemente, China se siente incómoda, rodeada y amenazada”, dijo al Japan Times, Vivian Zhan, profesora especializado en política china en la Universidad China de Hong Kong. “Y va a defenderse con toda su fuerza. Una alianza estratégica con Rusia en este momento es, probablemente, su mejor arma”.
Las naciones asiáticas que asisten como invitadas a esta cumbre tampoco pueden plantear un enfrentamiento directo con China. El gigante sigue siendo el mayor socio comercial de Japón, Australia, Corea del Sur y Nueva Zelanda. Saben que cualquier entredicho importante los puede llevar a una crisis económica. Todavía está fresca en la memoria la disputa sobre las islas del Mar de China Oriental reclamadas tanto por Tokio como por Beijing que hace una década provocó una recesión en la economía japonesa a causa del boicot de los consumidores chinos.
Todo esto hizo que Japón, bajo el mando del primer ministro Fumio Kishida, haya abandonado su clásico “pacifismo” adoptado después de la II Guerra Mundial y aumentara el gasto en Defensa mas allá del límite establecido del 1% del producto interior bruto.
Y siempre está la amenaza de la Corea del Norte de Kim Jong-Un, que mantienen una larga asociación con China y Rusia y que acusó ayer a la OTAN de dirigir “sus siniestros ojos” hacia Asia. “La OTAN no es más que un perpetrador de la estrategia hegemónica de Estados Unidos y hay que detenerla”, dice un artículo difundido por la agencia estatal y firmado por el investigador político oficialista, Kim Hyo Myong. También se anunciaron desde Pyonyang nuevas pruebas de lanzamiento de misiles de largo alcance con capacidad para llegar a territorio estadounidense.
La cumbre de Madrid termina con la mirada puesta en Ucrania. Es ese el muro de contención que tanto Estados Unidos como Europa y sus aliados saben que, si Rusia logra penetrarlo, Vladimir Putin irá por más. Pero en el rabillo del ojo se refleja la gigante preocupación por China.