*** Distintas organizaciones civiles, católicas y movimientos de Nicaragua le pidieron al Vaticano que los escuchen ante los ataques del régimen de Ortega.
Por Ángela Betancourt
Distintas organizaciones civiles, católicas y movimientos de Nicaragua enviaron una carta al Papa Francisco solicitando que los escuchen ante los sucesivos ataques del gobierno de Daniel Ortega y fieles. “No nos dejen solos, escuchen nuestra palabra”, imploraron.
La Iglesia católica de Nicaragua denunció que, por causas que desconocen, la policía detuvo el domingo a otro sacerdote, un hecho más en la escalada de tensión entre la institución religiosa y el accionar de Ortega.
La diócesis de Siuna, que reúne las parroquias del Caribe norte de Nicaragua, informó en redes sociales del arresto del presbítero Óscar Benavidez, párroco de la parroquia Espíritu Santo de Mulukukú, uno de los municipios de la Región Autónoma del Caribe norte.
También denunciaron el cierre de radios y el robo de los equipos de las emisoras, la expulsión del país de 18 monjas de la orden de la Caridad Madre Teresa de Calcuta, acusadas de lavado de dinero y terrorismo, el exilio de monseñor Silvio José Báez, obispo auxiliar de Managua y el padre Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Masaya.
Nicaragua, denuncian en el documento, vive “bajo el control y dominio de Daniel Ortega, su esposa Rosario Murillo y sus ciegos seguidores”.
En la misiva al Santo Padre, que lleva la firma de más de 60 organizaciones, explicaron: “Sabemos las enormes responsabilidades que recaen sobre sus hombros en estos momentos tan difíciles y complejos para la humanidad. Nicaragua es un país pequeño y empobrecido, pero somos un pueblo que solo quiere vivir en paz y libertad. Su Santidad Francisco, por todo lo anterior y todo el dolor vivido en Nicaragua, le rogamos, le imploramos: ‘No nos dejen solos’. No nos dejen solos en estos momentos. Escuchen nuestra palabra”.
En una columna de opinión publicada días atrás, el periodista Andrés Oppenheimer habló de los cuestionamientos a los silencios y omisiones del Papa Francisco en este sentido.
«(…) Lo que es aún más difícil de explicar es por qué el Papa Francisco no ha condenado, ni siquiera mencionado, la reciente ola de represión de Ortega contra su propia Iglesia. El representante del Vaticano en la Organización de Estados Americanos expreso tardíamente el 12 de agosto la “preocupación” de la Santa Sede por los eventos en Nicaragua, pero el Papa todavía no había emitido una declaración al respecto», escribió en un artículo de El Nuevo Herald.
Las organizaciones también hicieron hincapié en la situación del monseñor Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa y administrador apostólico de Estelí, quien fue “impedido a ingresar al templo para celebrar los oficios religiosos propios de ese día”.
La diócesis de Siuna fue una de las primeras en solidarizarse con la situación del obispo, a quien la policía le impide salir de la curia arzobispal (residencia del obispo) y lo tiene retenido allí junto a otras 10 personas desde el 4 de agosto.
Álvarez, de 55 años, es crítico del gobierno de Ortega y había denunciado días antes de su detención el cierre por parte de las autoridades de cinco emisoras católicas. Además, le había demandado al gobierno que respetara la «libertad religiosa”.
En tanto, la policía informó que la diócesis de Álvarez, miembro de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), es investigada por intentar «organizar grupos violentos» e incitar al «odio» para «desestabilizar» al país.