***Dugin acaba de enterrar a su hija, asesinada en un vehículo de su propiedad, en lo que se ha calificado de atentado terrorista.
Por José Piñeiro
El politólogo y filósofo Alexander Dugin defiende la idea de la Rusia soviética más nacionalista, la iglesia ortodoxa, y rechaza no sólo el actual Occidente, sino el liberalismo social, económico y de libertades individuales.
Recientemente una hija de Dugin fue asesinada en un vehículo de su propiedad, en lo que se ha calificado de atentado terrorista. Uno más de la larga lista de asesinatos convertidos en suicidios que han rodeado a los oligarcas cercanos al Kremlin desde que comenzó la guerra.
Aunque declaró hace años que nadie sabía qué podía pensar Vladimir Putin, y quien dijera lo contrario mentía, desde Estados Unidos se le relaciona muy de cerca con el presidente ruso. No sólo en su círculo de amistad, sino también en el ámbito político.
A Dugin se le atribuye la idea de la invasión de la península de Crimea, y de formar parte del grupo ideológico que aconseja a Putin, a quien conoce desde hace décadas. Con el final de la URSS alcanzó fama entre los políticos y la sociedad; mezclaba retórica e imaginería fascista en sus textos y discursos, y a la vez referencias comunistas o nostálgicas de la URSS.
El día que Putin fue nombrado presidente de Rusia, en marzo del año 2000, Dugin publicó un artículo titulado El amanecer con botas, en referencia a las clásicas botas usadas por la Cheka, los primeros servicios secretos bolcheviques. En el texto pronosticó que la KGB sería la futura “columna vertebral del Renacimiento euroasiático”.
“No se sabe con qué frecuencia se ven, pero la influencia de Dugin es significativa, especialmente en los últimos meses”, dijo Marat Gelman, un ex asesor del Kremlin que los conoce a ambos desde hace 15 años. “En discursos recientes, el presidente usa sus temas y hasta fraseología. Da miedo”.
En el documental “Rusia, revolución conservadora”, del periodista español Ricardo Marquina, se puede escuchar a Alexander Dugin y sus ideas políticas.
Dugin es responsable del Departamento de Sociología de Relaciones Internacionales de la Facultad de Sociología de la Universidad Estatal de Moscú; dicen los medios locales que se reúne con funcionarios del gobierno “al menos una vez por semana” y que trabajó mucho con un ex asesor político que cayó en desgracia, Vladislav Surkov. Según él, rechazó repetidamente altos cargos en el Kremlin porque “odia la burocracia”.
Es dueño del centro de estudios ‘Katehon’ y del canal de televisión ortodoxo ultraconservador Tsargrad. Se ha convertido en referente de ultras y de movimiento anti globalización de todo el mundo. Prueba de ello es su relación con Marine Le Pen y el frente nacional (fue visto encabezando las marchas homófobas en París hace unos años); para Dugin Francia es un objetivo prioritario.
Y en su idea de recuperar la importancia de Rusia, y el imperio, la separación total con Estados Unidos es clave. De ahí que tenga un objetivo, “Europa es un territorio clave en la guerra contra el atlantismo”. Lamenta sinceramente que “Stalin no tuviera los recursos militares para invadir Europa Occidental”. Hoy quiere neutralizarlo, separarlo de Estados Unidos. ¿Cómo? Ayudando a los partidos europeos de extrema derecha a llegar al poder, o al menos a desestabilizar los gobiernos existentes: “Apoyaremos la revuelta de los pueblos en la crisis económica y social que se avecina”.
Hace unos meses el presidente ruso dio la bienvenida al ultranacionalista primer ministro húngaro Viktor Orban, quien apoyó las acciones de Moscú en Ucrania a cambio de precios más bajos del gas. Putin señaló los buenos resultados del partido neonazi Jobbik en las elecciones en Hungría. “Esta es una señal”, declaró Dugin.
En diciembre, el presidente nombró a un presentador de televisión abiertamente homofóbico, Dmitri Kiselev, camarada de Dugin, para dirigir una nueva agencia de noticias encargada de la propaganda internacional de Rusia. Dugin espera que sus ‘amigos neonazis’ pronto tomen el poder en Rumania, Grecia y los Países Bajos.
En una entrevista este año confesó, “he estado haciendo esta ‘Operación Z’ toda mi vida adulta. Todos mis pensamientos están dirigidos a Rusia, a nuestro espíritu, a nuestras raíces: trato de dejar que esta tierra hable a través de mí. Desde finales de la década de 1980, nos hemos equivocado completamente. Al principio, en la década de 1990, simplemente se desviaron 180 grados del verdadero camino. Y cuando llegó Putin, corregimos el rumbo, pero no del todo, sino, por así decirlo, a la mitad. Bueno, se congelaron en esta “tachuela”, ni aquí ni allá. Y solo el 22 de febrero de 2022, finalmente establecimos nuestro propio rumbo: nos movimos en la dirección opuesta a la de 1991″.
Dugin, quien en sus años de juventud fue expulsado de su colegio, de la Aviación Rusa, internado en un psiquiátrico para librarse de la mili, y más tarde pasó a ser expulsado de los movimientos pro rusos por mezclar ocultismo y satanismo en sus discursos; dirige el Movimiento Euroasiático Internacional, y está incluido entre los 100 “pensadores globales” modernos según Foreign Policy.
Estuvo casado con Evgenia Debryanskaya, directora y escritora, con quien tuvo un hijo. Se divorció al poco tiempo. Desde 1992 está casado con la filósofa y publicista Natalia Melentyeva, con quien tuvo una hija, también estudió filosofía y actuaba de responsable de prensa de su padre y formaba parte de todos sus movimientos.