*** El funeral de la reina británica estuvo lleno de simbolismo.
Publicado en BBC News Mundo
A continuación los momentos más simbólicos del funeral de la reina Isabel II:
1. Suena la campana tenor durante 96 minutos
La campana tenor sonó cada minuto durante 96 minutos, una por cada año de vida de la reina Isabel II, antes de que comenzara el funeral de Estado en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres.
La abadía es el edificio en el que históricamente los reyes y las reinas británicos son coronados, entre ellos la propia Isabel II en 1953. La monarca también celebró allí su boda con el príncipe Felipe en 1947.
No se había celebrado una ceremonia funeraria por un monarca en la abadía desde el siglo XVIII, aunque el funeral de la reina madre tuvo lugar allí en 2002. El rey Jorge II fue el último monarca en recibir este honor.
2. Ceremonia en la Abadía de Westminster
El féretro de la reina Isabel II estaba cubierto por el estandarte real, un orbe, el cetro y la corona imperial del Estado.
- La corona imperial del Estado simboliza la soberanía del monarca y está hecha de oro y adornada con 2.868 diamantes, 17 zafiros, 11 esmeraldas, 269 perlas y cuatro rubíes.
- El orbe es un globo dorado con una cruz, que recuerda al monarca que su poder viene de Dios. La cruz sobre el globo representa que el mundo es dominio de Cristo y que el monarca es representante de Dios en la Tierra. Se hizo para la coronación de Carlos II en 1661.
- El cetro por su parte es uno de los dos que se usan en la ceremonia de la coronación y es conocido como el Cetro del Soberano con la Cruz que representa el poder temporal del rey o la reina y se asocia con la buena gobernanza. Se ha usado en todas las coronaciones desde 1661.
- El estandarte real que cubre el féretro es el que los monarcas usan en Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales. La enseña está dividida en cuatro campos: dos de ellos están ocupados por tres leones que representan a Inglaterra, uno por un león rampante que simboliza a Escocia y otro por el arpa de Irlanda. En Escocia, dos campos de la bandera real están ocupados por el león rampante, uno por los tres leones ingleses y otro por el arpa irlandesa.
La corona de flores sobre el ataúd de la reina contenía -a petición del rey- romero, roble inglés y flores de mirto, que se ha cortado de una planta cultivada a partir del mirto que estaba en el ramo de novia de la reina. También tenía flores, en tonos dorados, rosas y burdeos intenso, con toques de blanco, cortadas de los jardines de las residencias reales. Estaba acompañada de una tarjeta del rey para su difunta madre: «En cariñoso y devoto recuerdo. Carlos R».
La música ocupó una parte importante de la ceremonia.
El Coro de la Abadía de Westminster y el Coro de la Capilla Real, bajo la dirección de James O’Donnell, organista y maestro de coristas, fueron los encargados de la música donde se pudo escuchar, entre otros himnos, «El Señor es mi pastor, nada me falta», basado en el Salmo 23, que se entonó en la boda de la entonces princesa Isabel y el teniente Philip Mountbatten en 1947. La reina perdió a su esposo en abril del año pasado, tras más de 70 años de matrimonio.
La ceremonia concluyó con dos minutos de silencio seguidos del Himno Nacional y un lamento del gaitero de la Reina, «Duerme querida, duerme» (Sleep, dearie, sleep). La gaita es un reconocimiento al afecto de Isabel II a Escocia donde falleció la monarca y a sus raíces familiares.
El grupo de portadores volvió a llevar el féretro de la reina de vuelta a través de la Gran Puerta Oeste de la Abadía de Westminster y fue colocado en el carruaje de armas para emprender la procesión desde la abadía hasta el Arco de Wellington acompañada de marchas fúnebres de Ludwig van Beethoven, Felix Mendelssohn y Frédéric François Chopin.
3. Pasa por delante del Palacio de Buckingham
El cortejo fúnebre pasó por delante del Palacio de Buckingham de 775 habitaciones, el principal hogar familiar de la reina durante 67 años, desde su coronación hasta el inicio de la pandemia en 2020 y donde se convirtió en madre.
Los miembros del personal del Palacio de Buckingham se reunieron frente al edificio mientras el féretro de la reina Isabel II pasaba por el monumento a la reina Victoria.
El monumento, de unos 25 metros de altura y construido con más de 2.000 toneladas de mármol, se instaló en 1901 para conmemorar la muerte de la tatarabuela de Isabel.
Los encargados de llevar el «State Gun Carriage», el carro de artillería de la Marina Real, fueron 142 marineros. La última vez que se vio este armón de artillería fue en 1979 para el funeral del tío del príncipe Felipe, Lord Mountbatten. También se usó con el padre de la reina, Jorge VI, en 1952.
La tradición de los marineros tirando del carro de artillería se remonta al funeral de Estado de la reina Victoria, en 1901, cuando los caballos que tiraban del féretro se asustaran durante la procesión, y casi volcaron el féretro.
La reina fue el primer miembro femenino de la familia real que sirvió en las fuerzas armadas, en 1945. Como jefa de las Fuerzas Armadas, ostentó más de 50 rangos y nombramientos en el Servicio Armado de Reino Unido y la Commonwealth.
Las campanas del Big Ben sonaron a intervalos de un minuto mientras el cortejo se movía lentamente por las calles de la capital. También se dispararon cañonazos cada minuto desde Hyde Park.
Antes del Palacio de Buckingham, el cortejo pasó por delante del Cenotafio (que recuerda los sacrificios de los miembros de las fuerzas armadas y los civiles en tiempos de guerra, específicamente desde la Primera Guerra Mundial), un lugar importante para la reina que venía aquí cada año para el Domingo del Recuerdo a depositar coronas de flores.
Un acto al que rara vez faltó durante sus siete décadas en el trono.
4. Atraviesa el Arco de Wellington
La procesión llegó a su destino tras una marcha solemne de unos 45 minutos.
El Arco de Wellington se construyó originalmente en la década de 1820 como entrada al Palacio de Buckingham, pero se trasladó a su ubicación actual seis décadas más tarde, para conmemorar la derrota de Napoleón por el Duque de Wellington.
Es uno de los monumentos más conocidos de Londres y está coronado por la mayor escultura de bronce de Europa, que representa al ángel de la paz.
Allí terminó el cortejo fúnebre de la reina Isabel II. A continuación fue colocada en el coche fúnebre de Estado para ser trasladada al Castillo de Windsor.
El castillo, que ha sido habitado sin interrupción por 40 monarcas a lo largo de casi 1.000 años, ha tenido una importancia especial para la reina a lo largo de toda su vida.
Cuando era adolescente, fue enviada allí durante la Segunda Guerra Mundial cuando Londres se enfrentaba a la amenaza de los bombardeos.
Más recientemente, lo convirtió en su hogar permanente durante la pandemia.
5. Recorre el «Long Walk»
El sonido de los cañones y el tañido de las campanas marcaron la llegada de la reina.
El coche fúnebre recorrió el famoso «Long Walk» del Castillo de Windsor en dirección a la Capilla de San Jorge, donde se celebró un nuevo servicio fúnebre. Esta icónica avenida de 5 kilómetros estuvo flanqueada por miembros de las fuerzas armadas.
Miles de personas se reunieron en Windsor, la ciudad al oeste de Londres donde la difunta reina Isabel vivió la mayor parte del año, para despedir a la monarca.
Encabezando la procesión y caminando delante del féretro de la reina hubo miembros desmontados de la Guardia Granadera, que es la más veterana de la Guardia de Infantería y lleva a cabo deberes ceremoniales para la monarca.
También hubo gaitas y tambores de los Regimientos Escocés e Irlandés, y miembros del personal de la reina.
6. Ceremonia y retirada de símbolos reales en la Capilla de San Jorge
La ceremonia se celebró en la Capilla de San Jorge. Se trata de una capilla del siglo XV en el castillo de Windsor donde tuvieron lugar los funerales de Jorge VI, el padre de la reina, Jorge V, su abuelo, y Eduardo VII, su bisabuelo.
El año pasado, la capilla fue también el lugar donde se celebraron los funerales del príncipe Felipe, duque de Edimburgo y marido de la reina, que murió el año pasado a la edad de 99 años.
Más de 800 dignatarios se agolparon en la capilla para el entierro.
Gran parte de la música para el servicio de entierro fue compuesta por William Harris, que fue el organista de este lugar desde 1933 hasta 1961. También fue el profesor de piano de la infancia de la reina.
El punto culminante de la ceremonia llegó con la retirada del cetro, el orbe y la corona imperial, en este orden, de encima del féretro por parte del joyero real, separando así a la reina de su corona por una última vez. Se colocaron en el altar después de ser retirados.
Al final del último himno, el rey depositó la bandera de la Guardia Granadera sobre el féretro.
A la vez, el Lord Chamberlain, el antiguo jefe del MI5, Baron Parker, «rompió» su bastón de mando y lo depositó sobre el féretro. El chasquido del bastón marcó el final del servicio del soberano como el funcionario más importante en la Casa Real.
El féretro de la reina descendió entonces a la bóveda real acompañada de un lamento tocado por el gaitero de la soberana, Paul Burns. La participación del gaitero en Windsor es algo que la reina había pedido personalmente, según el palacio de Buckingham.
La ceremonia concluyó Con una bendición y el himno nacional God save the King («Dios salve al rey»).