*** El dictador ruso anunció esta mañana la movilización de 300.000 rusos para ir al frente ucraniano.
Por José Piñeiro
Más de 1.000 personas fueron detenidas en Rusia tras el inicio de las protestas contra el anuncio en la mañana de hoy del dictador Vladimir Putin sobre la movilización de 300.000 rusos para ir al frente ucraniano.
Posteriormente, en la tarde, la plaza Lenin estaba full de manifestantes que protestaban contra la guerra. «¡Yo no voy a morir por Putin ni por ti! ¡Esto es una mierda y lo saben!», gritaba un joven a escasos metros de la policía. A los pocos minutos se lo llevaron detenido.
En Moscú los manifestantes tomaron la calle Arbat, la principal zona comercial del centro de la ciudad, con el objetivo de marchar hasta el Ministerio de Relaciones Exteriores, que se encuentra en el otro extremo: «¡No a la guerra!» gritaban los descontentos. Muchísimos jóvenes. Más chicas que chicos. Pacíficos, ruidosos, desafiantes: «¿A quién están protegiendo? ¡A los que matan a niños en Ucrania!», gritaba una joven. Al ser peatonal, la policía tuvo serios problemas para desplegarse en la zona y sacar a los manifestantes que se habían adentrado en Arbat.
Desde las orillas de la calle, preocupados por una movilización militar inédita desde la Segunda Guerra Mundial y asustados por la demostración de la policía, los mayores contemplaban en silencio. Tatiana, de unos 30 años, desde primera hora se asomó a protestar y se mostraba insatisfecha: «Si Alexei Navalny no estuviese en la cárcel hubiésemos logrado convocar a mucha más gente».
La policía comenzó a detener a los manifestantes inmediatamente después del inicio de la marcha. También cuando intentaron crear una cadena, y uno perdió el conocimiento durante su detención. «Putin, a las trincheras», chillaban indignados. Al fondo, una chica gritaba «¡me están haciendo daño!» a los cuatro policías que se la llevaban arrestada a empujones.
Los medios de comunicación rusos, obedientes, se ciñeron al mensaje de Putin: amenazas a Occidente, alusiones a los nazis en Ucrania y razones para el reclutamiento. Pero las redes sociales, muchas de ellas bloqueadas para el que no tenga instalado un sistema de VPN, empezaron a publicar fotos y vídeos de las protestas en ciudades como Ulán-Udé, Tomsk, Barnaul, Krasnoyarsk y Novosibirsk.
En la mayoría de los casos la asistencia fue modesta. Y valiente, teniendo en cuenta que uno puede acabar en la cárcel simplemente por hablar de la guerra. Por si a alguno se le había olvidado, la Fiscalía de Moscú amenazó a los manifestantes con «encarcelamiento de hasta 15 años». Incluso «la distribución de materiales relacionados a través de redes sociales» puede acarrear ese mismo castigo.
Los actos de protesta fueron convocados en distintas ciudades del país por el movimiento pacifista Vesna (Primavera), que denunció que la movilización parcial de Putin significa que «miles de hombres rusos, nuestros padres, hermanos y esposos, serán arrojados a la ‘picadora de carne’ de la guerra«.
El equipo de Alexei Navalny prometió apoyo a quienes protestaran o «hicieran grandes cosas, incluido prender fuego a la junta de reclutamiento».
Pronto aparecieron imágenes donde se veían varias decenas de jóvenes con pancartas contra la guerra. «Al anunciar la movilización, Putin ha declarado la guerra a su propio país«, denunciaba el periodista Kirill Martynov, redactor jefe de ‘Novaya Gazeta Europa’. Señalaba que esta jornada del anuncio de la movilización transcurrió con más tranquilidad en Ucrania que en Rusia, «donde la gente anda buscando en Internet cómo salir del país o lograr una prórroga del servicio militar«.