El autor repasa las razones por las cuales la presidencia interina encabezada por Guaidó da sus últimos pasos.
Juan Guaidó ha perdido la batalla para retener la presidencia interina. En este momento, su mejor opción es ganar las primarias de la Plataforma Unitaria, a lo que se ha abocado sin reconocerlo formalmente pero también sin esconderlo.
En veremos está el futuro del gobierno interino, que es otra cosa. Si esa entidad aún tiene algún signo vital no es por su efectividad ni por su legitimidad. Lo que aún la mantiene boqueando es que sirve como salvaguarda para los activos venezolanos en el extranjero. Simplemente, para Estados Unidos es una amenaza que el régimen de un país designado oficialmente como una amenaza para su seguridad nacional controle una de las mayores red de gasolineras de la costa este y sus importantes refinerías de petróleo. Hablamos de Citgo, por supuesto. Esa empresa, además, está hipotecada al 49,9% a la rusa Rosneft, con lo que eso significa en el contexto mundial actual.
Por lo tanto, para Biden no es tan fácil como simplemente desconocer a Guaidó en enero del 2023. Antes debe haber una solución para proteger a Citgo. ¿Un gobierno interino colegiado? ¿Un fideicomiso? Está por verse.
El fin de Guaidó como presidente interino se da por un sinfín de razones que serán materia de un extenso obituario. Pero así, a vuelaplumas, podemos señalar algunas causas de este entierro político:
- Las eternas rencillas internas.
- Gobernar en pro de su partido y sin consultar a los demás.
- Aventuras como la insurrección del puente de Altamira y la chapuza de los mercenarios.
- La mano blanda en casos de corrupción como el de Monómeros, en el cual, todo sea dicho, no sólo Voluntad Popular se vio salpicado.
- La guerra en Ucrania que obliga a EEUU a buscar fuentes alternativas al petróleo ruso.
- La crisis migratoria venezolana, la mayor del mundo, la cual obliga a acelerar la regularización de Venezuela.
Todo eso, y posiblemente más, hace que Biden, aunque mantenga oficialmente su apoyo a la oposición, prefiera resolver el problema directamente con un Maduro que no ve con malos ojos pasarse al bando occidental ahora que su padrino ruso cayó en desgracia. El gobierno interino de Guaidó dejó de ser un aliado efectivo.
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