Las sirenas antiaéreas sonaron en toda Ucrania a primera hora de ayer ante el temor de que Moscú pudiese lanzar otro ataque a gran escala.
Por José Piñeiro
Rusia lanzó nuevamente ataques aéreos contra las instalaciones energéticas de Ucrania el jueves, al caer la primera nevada de la temporada en Kyiv, un presagio de las dificultades que se avecinan si los misiles rusos siguen destruyendo las plantas de energía y gas a medida que llega el invierno.
Las sirenas antiaéreas sonaron en toda Ucrania a primera hora de ayer ante el temor de que Moscú pudiese lanzar otro ataque a gran escala. Al menos cuatro personas fallecieron y más de 20 resultaron heridas en ataques con drones y misiles en todo el país, dijeron autoridades ucranianas.
Las fuerzas del Kremlin han sufrido una serie de reveses sobre el terreno, más recientemente la retirada de la ciudad de Jersón, en el sur. Ante esas derrotas, Rusia ha recurrido cada vez más a los ataques aéreos dirigidos contra la infraestructura energética y otros objetivos civiles en partes de Ucrania que no controla.
La salva del jueves pareció ser de menor escala que el bombardeo de más de 100 misiles y drones que dejó sin electricidad a 10 millones de personas a principios de esta semana.
Esta semana, las defensas aéreas ucranianas parecen haber tenido más éxito en las intercepciones, según los analistas. La mejora se debe en parte a los sistemas de defensa aérea suministrados por Occidente. Pero algunos misiles y aviones no tripulados consiguen superarlas.