*** El autor considera que el choque entre María Gabriela Chávez y Rafael Lacava no es más que la grieta pública entre el chavismo y el madurismo.
Por Francisco Poleo
Desde hace un tiempo me ronda el inconsciente una inquietud: que el chavismo vuelva al poder en el mediano plazo. Y cuando digo chavismo digo el originario, no el de Maduro, el cual también me inquieta, por cierto.
El video animado de Lacava y Maduro jugando fútbol con Chávez expuso las grietas dentro del chavismo. María Gabriela, la hija predilecta del fallecido, no desaprovechó el brinco del venado para dispararle. El excéntrico, pero nada loco, gobernador de Carabobo es una de las estrellas más fulgurantes de los que ahora mandan. Es secreto a voces que es la carta del madurismo por si la cosa se pone chunga para el 2024. El chavismo originario, cada vez más alejado de los gobernantes actuales, mueve, en consecuencia, fichas y se posiciona para lo que pueda venir.
Maduro sabe, porque bruto no es, que realmente nunca ha ganado una elección. Si en el 2013 ganó, lo cual es cuestionable, realmente quien triunfó fue Chávez cual Cid Campeador. En el 2018 no tuvo competencia real. En el 2024 puede ser la primera vez que compita como Dios manda, en unas elecciones competitivas, libres y justas. Si termina siendo el candidato del PSUV, lo será con su propio proyecto ya definido, una suerte de capitalismo salvaje sin casi libertades políticas inspirado en las principales autocracias del mundo actual y dependiente de las mismas. Ahora trata de labrarse su futuro encariñándose con las potencias occidentales, pero es todo coyuntural para alcanzar un modus vivendi menos agresivo. En todo caso, muy alejado de aquel socialismo nacionalista soñado por Chávez.
Por eso, estimados lectores, he insistido siempre en diferenciar al movimiento originario del actual. El madurismo es ya una corriente del chavismo, al cual a su vez se le va poniendo cara de peronismo. Como ocurrió en el caso de Perón, la muerte del fundador del movimiento hizo imposible que el mismo perdurara unido en el tiempo. Ninguno de los sucesores del líder cuenta con su carisma, pero probablemente entrarán y saldrán del palacio de gobierno más o menos unidos, como ocurre en Argentina.
Los Lacava, Rodríguez, Nicolasito y María Gabriela tendrán todos sus cuartos de hora en la Venezuela que viene. La inconsistencia de las fuerzas democráticas se los permitirá.
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