Zelensky dijo que «Se necesitan al menos 1.500 millones de euros para reparar mínimamente las instalaciones energéticas ucraniana destruidas por los ataques rusos».
Por José Piñeiro
Ucrania apeló este martes a la solidaridad de la comunidad internacional para superar la destrucción de su infraestructura energética por los bombardeos masivos rusos, pero también demandó armamento pesado, tanques, artillería y sistemas de defensa antiaérea para acercar el fin de la guerra.
«Se necesitan al menos 1.500 millones de euros para reparar mínimamente las instalaciones energéticas ucraniana destruidas por los ataques rusos», dijo el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, por videoconferencia a los asistentes a la Conferencia de Solidaridad con el Pueblo de Ucrania, que se celebra en París.
Finalmente la conferencia recaudó 1.050 millones de euros para financiar las necesidades básicas de Ucrania para que pueda sobrevivir a este invierno.
Horas antes, en un mensaje a los líderes del G7 el mandatario ucraniano les propuso dar «tres pasos» para acelerar el advenimiento de la paz en Ucrania, que denominó «nueva fuerza», «nueva solidez» y «nueva diplomacia».
Para Zelenski, «nueva fuerza» es el suministro a Ucrania de tanques, artillería y misiles de largo alcance; «nueva solidez», la preservación de la estabilidad energética, financiero y social.
«Si perdemos en estos aspectos, perderemos en todo», advirtió el presidente ucraniano, que añadió que «nueva diplomacia» es la utilización de los medios diplomáticos para liberar los territorios ucranianos ocupados y a todos ciudadanos del país.
La respuesta del Kremlin a la declaración de Zelenski no se hizo esperar: «Son tres pasos para continuar las acciones bélicas», dijo en rueda de prensa diaria el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov.
La parte ucraniana debe tomar en cuenta las «nuevas realidades que se han creado», en alusión las cuatro regiones de Ucrania -Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón – que se anexionó Rusia ilegalmente el pasado 30 de septiembre sin siquiera controlarlas en su totalidad, Según Peskov.
«Si no se tienen en cuenta estas nuevas realidades es imposible avanzar (hacia un arreglo)», recalcó Peskov.
Mientras Moscú y Kiev cruzaban estas declaraciones la intensidad de los combates no menguaba en el campo de batalla, en particular en la región de Donetsk.
Las tropas rusas intentan hacerse con el control de Marinka, una ciudad satélite de Donetsk, la capital de la autodenominada república popular homónima, según líder de esa entidad anexionada por Rusia, Denis Pushilin.
«La situación en Marinka es difícil. Pero todo indica que esta ciudad estará próximamente estará bajo nuestro control», afirmó en declaraciones a la televisión rusa.
La toma de Marinka es de gran importancia, ya que pondría fin a los bombardeos ucranianos contra varios barrios de la ciudad de Donestk, situada a apenas 20 kilómetros, según los prorrusos.
Pushilin defendió los ataques masivos contra la infraestructura energética de Ucrania, que ha dejado sin energía eléctrica a millones de ucranianos, ya que, en su opinión, acerca la victoria militar sobre Ucrania.
«Los ataques de Rusia contra las instalaciones energéticas de Ucrania dificultan la logística militar y la comunicaciones entre las unidades», explicó.
Añadió que los bombardeos impiden además el funcionamiento normal de la industria que repara el material bélico para el Ejército ucraniano y «crean las condiciones que con certeza absoluta acercan la derrota militar del resto de Ucrania».