Embajadores de Guaidó entre la espada y la pared tras fin del interinato

Carlos Vecchio y los embajadores de Guaidó

Mientras Carlos Vecchio anunció su renuncia en EEUU, Orlando Viera Blanco, en Canadá, se niega a abandonar sus funciones.

Por Ángela Betancourt

Tras el fin del interinato de Juan Guaidó que se hizo por votación mayoritaria en la Asamblea Nacional electa en 2015, las designaciones de embajadores hechas por el líder de Voluntad Popular comienzan a desvanecerse, tal es el caso de Carlos Vechio quien anunció el pasado miércoles que renunciaba a sus actividades diplomáticas en Estados Unidos (EE.UU.).

Vecchio hizo el anuncio por medio de un comunicado publicado en sus redes sociales, donde manifestó, además, que considera esta decisión es un «error político, económico y moral».

«La mayoría de los diputados han cometido un inconstitucional error histórico que solo beneficia a dictadura de Maduro y atenta contra una transición democrática hacia una Venezuela libre», escribió en Twitter el exparlamentario.

Sin embargo, pareciera que otros embajadores seguirán anclados a sus funciones a pesar de la disolución del gobierno interino y del nombramiento de la nueva junta directiva del Parlamento, encabezada por tres mujeres en el exilio.

Y es que así lo aseguró Orlando Viera Blanco, embajador de Venezuela en Canadá, quien se niega a dejar su cargo.

«Allá en el horizonte con ligero equipaje, hubo un adiós, una despedida, un beso y una caricia…pero allá de detrás de las gélidas colinas hay una patria, una bienvenida. Allá vamos con viento favorable, con la constitución en la mano, como Embajadores del orgullo y el compromiso de ser venezolano», escribió el diplomático en su artículo publicado en el diario El Universal el pasado 03 de enero.

Asimismo, Viera cuestionó la decisión que tomó el G3 (Acción Democrática, Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo) de eliminar el interinato.

» Pretender subrogarse competencias no previstas es repetir conductas inapropiadas. Sólo una nueva directiva de la AN sería capaz de sustituir y asumir el orden de suceder constitucional del Gobierno Encargado. Esa es la expresión soberana, el último vestigio de voluntad popular y representación que ha aceptado [y acreditado] la comunidad y las cortes internacionales».

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