Nicolás Maduro dijo estar dispuesto a hablar sobre Venezuela pero, si hay agresiones, no se podría hacer y menos adelantar una iniciativa de integración porque supondría un “obstáculo insalvable”. Pidió dejar a un lado los prejuicios y continuar hacia la unión de los pueblos
Tras conocerse las posturas críticas de presidentes como Luis Lacalle Pou, de Uruguay, y de Gabriel Boric, de Chile, Maduro dijo estar dispuesto a debatir “con respeto” sobre Venezuela en el momento que los presidentes decidan y aprovechando el impulso de integración de la región que busca el jefe de Estado de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva.
Sin embargo, advirtió que si se empezaba a registrarse descalificaciones o agresiones, supondría un “obstáculo insalvable” para llegar a acuerdos con la región.
Agregó tener la “tentación” de responder las críticas que recibió en la reunión, pero desistió de ello por “respeto al tiempo” y a la iniciativa que se persiguió de integración. Por ello, le dijo a Lacalle Pou que estaba de acuerdo con él en que será la historia la que juzgue las actuaciones, “más allá de las narrativas que se han impuesto sobre Venezuela con el poder más brutal que se jamás se ha hecho contra el país (…) con socavar un proyecto político que ha levantado la bandera de Bolívar y que ya tiene 24 años en el poder”.
El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou había alertado a los mandatarios suramericanos de que no deben “tapar el sol con un dedo” sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela.
Por su parte, el presidente de Chile, Gabriel Boric, discrepó sobre las declaraciones de Lula da Silva, al decir que la situación de los derechos humanos en Venezuela era una construcción narrativa. “No es una construcción narrativa, es una realidad, es seria. Y he tenido la oportunidad de verla en los ojos y en el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy día están en nuestra patria”.
Por qué importa: Maduro dijo estar dispuesto a debatir sobre Venezuela pero con respeto advirtiendo sin embargo que si se empezaba a registrar descalificaciones o agresiones, supondría un “obstáculo insalvable” para llegar a acuerdos con la región.
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