En la tercera noche consecutiva de disturbios en Francia, después de la muerte de un joven en Nanterre por un disparo de la policía, se detuvieron al menos 667 personas, según anunció el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en su cuenta de Twitter. A pesar de desplegar 40.000 agentes para intentar prevenir altercados, la policía y los bomberos se enfrentaron a «una violencia infrecuente», resultando en 249 policías y gendarmes heridos, aunque ninguno de gravedad.
Nanterre, una ciudad en las afueras de París, fue el epicentro de las protestas, con una agencia bancaria incendiada y varios edificios públicos dañados seriamente. Además, 13 autobuses de la red metropolitana de París fueron incendiados en un depósito en la ciudad de Aubervilliers.
En respuesta a la situación de riesgo en el transporte público, se anunció que los autobuses y tranvías dejarán de circular a partir de las 21.00 horas. Sin embargo, la violencia no se limitó a las regiones más sensibles de París, se extendió también a la capital, donde hubo saqueos de comercios en el centro, y a muchas otras ciudades.
En varias localidades de Ile-de-France, los alcaldes han decretado toques de queda que estarán vigentes hasta el final de la semana. Emmanuel Macron, jefe del Estado, presidirá una reunión de crisis al regresar de Bruselas, donde está participando en el Consejo Europeo, según informó el Elíseo.
Con información de AFP y EFE