En la Universidad Católica Andrés Bello, un aire de determinación flotó entre los candidatos opositores que se reunieron para debatir en un encuentro bautizado como «Hablan Los Candidatos». Estaban citados a las 11 de la mañana de este miércoles pero arrancaron sobre las 11:30 am. Uno a uno, los ocho candidatos desgranaron sus estrategias, convicciones y críticas a lo que denominaron unánimemennte como una «dictadura» que lleva casi un cuarto de siglo en el poder.
Carlos Prosperi, el candidato de Acción Democrática, con seriedad en la mirada, instó a sus compañeros a «apartar nuestras diferencias. El enemigo de los venezolanos es el que tiene 24 años en el poder», a lo que añadió que «la gente nos exige unirnos. Nos exigen mecanismos para salir de la crisis económica».
Delsa Solórzano, de Encuentro Ciudadano, coincidió con esta visión y declaró que «el 22 de octubre es la gente la que va a construir la unidad», también dejando claro que «las inhabilitaciones son inconstitucionales. Punto. Lo que elegiremos el 22 de octubre es un líder, no un caudillo». Mientras que al final del debate resaltó que «he enfrentado con rebeldía durante un cuarto de siglo a la dictadura chavo-madurista. Así que estoy convencida de que unidos somos mejores».
En ese mismo tono, Freddy Superlano, el abanderado de Voluntad Popular, advirtió de los posibles embates del Tribunal Supremo de Justicia contra la iniciativa opositora de la primaria: «El TSJ o cualquier otro laboratorio está buscando atentar contra esta iniciativa. Tenemos que ser una fuerza catalizadora». También consideró que «no hay un mecanismo (para resolver el tema de las inhabilitaciones). Hoy puede surgir». Y terminó su intervención, en el llamado «minuto de oro», (que fue de minuto y medio «por la inflación», como dijo jocosamente el moderador Luis Carlos Díaz) con una nota esperanzadora: «Todo quedará en buenas intenciones si no hay cambio político. Imagínense a todos nosotros desplegados por todo el país, con el apoyo irrestricto de todos. ¡Si Barinas pudo, Venezuela también puede!».
María Corina Machado (Vente) dio su acostumbrado mensaje enérgico, hablando de un «despertar» de Venezuela y planteando su visión de cambio radical: «Vamos a privatizar varias empresas, incluyendo PDVSA», prometió, aunque esta polémica movida depende de la Asamblea Nacional. A lo largo del debate, Machado mantuvo un tono resuelto: «Quien vote el pueblo es el que enfrentará y derrotará a Maduro en el 2024. No podemos jugar con las reglas de la tiranía sino hacer valer las reglas de la ciudadanía». Finalmente, con voz firme, se dirigió a «aquellos policías y militares que no han podido rebelarse» y prometió liberar a todo el país «del cautiverio de esta tiranía».
El autodenominado independiente Andrés Caleca reiteró la necesidad de unidad y de una «gran coalición para el cambio». En una de sus intervenciones, destacó un problema clave: «El 80% rechaza a Maduro. Sin embargo, sólo el 20% suma su apoyo a la oposición. ¿Dónde está el otro 60%? Expectantes y decepcionados. Hay que oírlos, identificarse con ellos, con la Venezuela profunda». Además, Caleca, expresidente del Consejo Nacional Electoral, se refirió a la posibilidad de fraude: «El régimen hará lo imposible para implosionar el voto. Quieren que abandonemos la ruta electoral en donde saben que están derrotados. No podrán hacer fraude y, si no, nos vemos en el asfalto». Caleca finalizó con un llamado a la reconstrucción económica: «La única manera de abatir la pobreza estructural es trabajo digno. Para eso necesitamos recuperar el aparato productivo con inversión, nacional y extranjera. ¡Necesitamos todo el Estado y todo el mercado que podamos tener!».
César Pérez Vivas (Concertación Ciudadana) resaltó la necesidad de ser coherentes con los principios democráticos. Su discurso, siempre grandilocuente, resonó en el recinto universitario: “Nuestras palabras tienen que ir acompañadas de nuestros actos. Si somos demócratas, ejerzamos democracia. El pueblo quiere confiar en un liderazgo, pero es vital un compromiso”. Y agregó: «Maduro quiere que nos retiremos y volvamos a la abstención. Por eso coloca obstáculos. Que sea Maduro el que le dé el palo a la lámpara, no nosotros. Estamos dispuestos a garantizar un entendimiento». Al final del debate, Pérez Vivas recalcó su promesa a los venezolanos: “Nuestro compromiso es defender la primaria. Tenemos la obligación de fortalecer el entendimiento y la unidad. Venezuela volverá a ser la gran patria de América Latina”.
En un tono pragmático y haciendo referencia a la popular serie «Game of Thrones» (Juego de Tronos), Tamara Adrián subrayó la necesidad de un orden de sucesión en la oposición: «Winter is coming! Game of Thrones nos dejó que las rencillas horadan la unidad. Esto es un juego colaborativo. Sí necesitamos un orden de sucesión porque van a jugar a Game of Thrones». La abogada hizo énfasis en la estrategia del régimen para dividir a la oposición: “A la coalición dominante le interesa dividirnos. Si ellos logran bajar la participación a menos del 60%, ganan”. También menciona un escenario peligroso: “Puede darse el escenario Nicaragua si no presionamos”.
Andrés Velásquez, el histórico dirigente sindical que es el candidato de La Causa R, rechazó la idea de claudicar ante las inhabilitaciones, una de las armas con las que el gobierno ha golpeado a la oposición en los últimos años: “La solución es la primaria. Es inaceptable que claudiquemos sumisamente ante el planteamiento del régimen (de las inhabilitaciones). ¡Firmeza!” Además, Velásquez se mostró crítico con la idea de un orden de sucesión: “Hablar de sucesión es decirle al tirano que puede ir inhabilitando candidatos hasta que toque el que le parezca”.
Economía y educación, centrales
Los temas del debate se adentraron en el terreno de la economía y el liderazgo. «El índice de libertad se relaciona con el índice económico», afirmó Caleca, mientras que Machado hizo hincapié en la necesidad de confianza para la prosperidad y abogó por la «estabilización expansiva de la economía». Solórzano criticó al socialismo madurista por violar la propiedad privada y abogó por una «economía de producción» en lugar de una «economía de puertos».
Pérez Vivas propuso una «economía social, ecológica y de mercado» y destacó la importancia de la iniciativa privada para el crecimiento económico. Adrián habló de «desarrollo con inclusión» y pidió pasar de un «desarrollo extractivo a uno productivo». Por su parte, Prosperi recalcó la necesidad de cambiar el modelo social, político y económico y dar prioridad a lo «hecho en Venezuela».
Tamara Adrián ofreció una perspectiva a largo plazo: «Vamos a reconstruir el país con una visión hacia el 2060, 2070». Mientras, Pérez Vivas apuntó a una «transformación profunda del modelo político y económico del país».
La atención de los candidatos se dirigió también hacia los jóvenes del país. En el escenario, Prosperi fue el más concreto al respecto, proponiendo «La Ley de Primer Empleo» y prometiendo que recuperará el programa de becas Gran Mariscal de Ayacucho. Caleca, se fue al otro extremo: «No les puedo prometer nada, jóvenes de mi patria. Les ofrezco luchar».
El tema del liderazgo también generó intensos debates. Machado, con un tono combativo, argumentó que la lucha es más que electoral: «Necesitamos un liderazgo que enfrente». Mientras que Superlano pidió un liderazgo que «no se doblegue» y esté dispuesto a llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias.
Además, los candidatos discutieron errores del pasado y la importancia de la unidad. Solórzano criticó a aquellos que no le dicen la verdad a la gente y no comprenden la importancia de la unidad. Velásquez también hizo hincapié en la falta de unidad más allá de lo electoral y señaló los intereses personales y partidistas.
Hubo un momento emotivo en el debate para hablar de los presos políticos. Solórzano prometió que su «primer decreto será liberar a los presos políticos», a lo que Velásquez añadió que «no podemos olvidar a los estudiantes asesinados».
Machado, con voz firme, se dirigió a «aquellos policías y militares que no han podido rebelarse» y prometió liberar a todo el país «del cautiverio de esta tiranía». Superlano agradeció a los familiares de los presos políticos por su resiliencia y prometió cerrar «esos antros como el Helicoide».
Por su parte, Caleca reiteró la necesidad de unidad y de una «gran coalición para el cambio». «Hay que refundar la República. Estamos ante un enemigo formidable que usa las armas y el erario para mantenerse en el poder como sea. Pero no tienen votos», dijo Caleca.
Tamara Adrián ofrece una perspectiva a largo plazo, «Vamos a reconstruir el país con una visión hacia el 2060, 2070» y aporta su propio análisis sobre la naturaleza del régimen: «No es una dictadura porque no ha entrado por la fuerza. Es probablemente una autocracia». Mientras, César Pérez Vivas, apunta a una «transformación profunda del modelo político y económico del país» y propone «un acuerdo para salir de la dictadura hacia la democracia».
Por último, la atención de los candidatos se dirige a los jóvenes del país. En el escenario, Freddy Superlano propone «La Ley de Primer Empleo» y Caleca ofrece su promesa: «No les puedo prometer nada, jóvenes de mi patria. Les ofrezco luchar».
Todos están de acuerdo en una cosa: Es hora de un cambio en Venezuela. Sin embargo, lo que los separa es un punto central: qué hacer ante las inhabilitaciones. Salvo María Corina y Andrés Velásquez, todos están de acuerdo en que debe haber algún plan para contrarrestar estas medidas del régimen.
Dardo a Capriles
Antes de empezar el debate, Francisco Coello, profesor de la UCAB, dirigió unas palabras al público. El orador recordó, sin nombrarlo, a uno de los dos grandes ausentes en el debate: Henrique Capriles, de Primero Justicia, quien se excusó del debate porque dijo que iba a acrecentar la división en la oposición, aunque ocurrió lo contrario. «Alguien decía que para qué debatir, que eso nos iba a dividir. Debatir es la esencia de la democracia», dijo Coello.
Este maratón de ideas, acusaciones, propuestas y advertencias se desarrolló durante más de dos horas en la UCAB. Un espectro amplio de visiones y estrategias, un microcosmos de la diversidad de la oposición, pero todos unidos por un único objetivo: el cambio. La pregunta que queda en el aire después de este encuentro es, ¿serán capaces de convertir su visión compartida de un futuro mejor en una estrategia unificada que les permita recuperar el control del país en las elecciones de 2024? Sólo el tiempo dirá.