El español Carlos Alcaraz sacó del camino al ruso Daniil Medvedev (6-3, 6-3 y 6-3) y enfrentará al serbio Novak Djokovic el domingo en la final de Wimbledon.
Con la fuerza de un transatlántico y con la tranquilidad y la calma de un samurai, Alcaraz sigue los pasos de Manolo Santana (1966) y Rafael Nadal (cinco finales consecutivas entre 2006 y 2011) como españoles que jugaron el partido definitivo en el All England Club.
Alcaraz, en sus primeras semifinales en Wimbledon, dio la sensación de haber estado en este encuentro muchas otras veces. Flotó sobre la pista para derribar al gigante ruso, empequeñecido ante una fuerza de la naturaleza que viene de Murcia y que estará en la final, la más deseada por todo el mundo en Londres, por los jugadores, al menos por la parte de Alcaraz, por los organizadores y, sobre todo por el público.
Quedaba duda de si el español podría con la presión de otras semifinales, después de lo ocurrido en Roland Garros, cuando los calambres amargaron su torneo, pero esta vez era Medvedev el que estaba enfrente, no Djokovic. El ruso, por mucho que pasee su estatus de ganador de Grand Slam en una época en la que escasean, no tuvo los galones para competir al mejor del mundo.
Alcaraz tendrá enfrente a Djokovic, el hombre al que venció en las semifinales del Masters 1.000 de Madrid en 2022 y contra el que perdió en Roland Garros hace poco más de un mes.
Ahora la película será diferente, la presión está en el lado del serbio, que busca su octavo título y vigésimo cuarto Grand Slam. Djokovic es el gran favorito, Alcaraz, el aspirante. La solución, el domingo a las 9 AM del este de los Estados Unidos en la pista central del All England Club.
Por qué importa: Alcaraz, quien viene jugando muy bien, buscará vengar la derrota que sufrió ante Djokovic en la final del Roland Garros el pasado mes de junio.