El Rey Felipe VI concluyó este martes 22 de agosto en el Palacio de la Zarzuela su ronda de consultas para designar un candidato a la investidura con la visita de los líderes de Vox, Santiago Abascal; del PSOE, Pedro Sánchez, y del PP, Alberto Núñez Feijóo.
El Rey retomó las audiencias y el primero en acudir fue Santiago Abascal, en representación de los 33 diputados de la formación. El partido ya ofreció su apoyo gratis al candidato ‘popular’, pero la decisión del PP de no cederles votos para entrar en la Mesa del Congreso ha enfriado las relaciones entre ambos. Vox debe aclarar al Rey si mantiene o no su respaldo.
Posteriormente el turno fue del presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE y, finalmente, fue el turno del líder del PP como candidato más votado y con más escaños.
Se trata de los dos aspirantes que se muestran dispuestos a recoger el encargo del debate de investidura. Alberto Núñez Feijóo, como ganador de las elecciones del 23 de julio y con 171 votos atados (PP, Vox y UPN), y Pedro Sánchez, que se ve capaz de tejer alianzas para superar la votación, como ya consiguió el jueves para hacerse con la mayoría en la Mesa del Congreso.
El artículo 99 de la Constitución establece que, «después de cada renovación del Congreso de los Diputados, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno».
Por tanto, la Carta Magna no determina que deba ser candidato el ganador de las elecciones, simplemente relata que será investido presidente quien logre la confianza del Congreso, sea en una primera votación con mayoría absoluta o en una segunda con más votos a favor que en contra.
Por tanto, es el Congreso quien elige al nuevo presidente del Gobierno, pero es el Rey el que decide quién se someterá al debate de investidura. Hasta ahora, la decisión era sencilla y había un único candidato sobre la mesa, el más votado en los comicios, y otra cosa es que después su candidatura prosperase o no en la votación del Congreso.
Sólo una vez, en enero de 2016, el ganador de las elecciones comunicó al rey que renunciaba a ser candidato al considerar que no tenía votos suficientes: Mariano Rajoy. Ello obligó al jefe del Estado a organizar una segunda ronda de consultas y acabar dando la oportunidad a quien quedó segundo, Pedro Sánchez, que no logró ser investido.
Por qué importa: La Carta Magna no determina que deba ser candidato el ganador de las elecciones, simplemente relata que será investido presidente quien logre la confianza del Congreso.
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