El juego político en Venezuela nunca ha sido para los débiles de corazón, y el último capítulo en la saga de las elecciones primarias de la oposición tiene a todos en vilo. Sobre todo, desde que Henrique Capriles y Manuel Rosales sellaron una alianza que tendría, siempre extraoficialmente, la intención de llevar al gobernador zuliano a ser el candidato presidencial opositor sin necesidad de ir a las primarias.
César Pérez Vivas, precandidato de la Concertación Ciudadana, ha salido a batallar contra estos rumores de maniobras secretas y acuerdos en las sombras.
«¿Dueños de la democracia? No en mi libro,» expresó Pérez Vivas, refutando las especulaciones de acuerdos para sustituir candidatos inhabilitados. «Aquí nadie es dueño de la representación democrática,» afirmó, con la chispa de alguien que sabe que está en medio de una batalla de voluntades.
Hablando con los medios, el candidato del Partido Centro Democrático (PCD) fue claro: todo se llevó a cabo bajo un conjunto de reglas establecidas desde el principio. Nada de «normas sobrevenidas» a mitad de juego. «Adoptar una solución unilateral… no sería lo más inteligente para la democracia», destacó Vivas, haciendo un llamado al entendimiento y unidad.
El exgobernador del Táchira dejó un mensaje a sus contrapartes políticas: es hora de dejar de lado los intereses individuales y pensar en el bienestar del país. «No es conveniente que dos o tres partidos pretendan imponer unas normas de acuerdo a sus intereses», señaló con seriedad.
Y sobre la propuesta de Pérez Vivas en este escenario tan contencioso, es sencilla pero contundente: si la gente elige a un candidato inhabilitado, ese candidato deberá luchar por sus derechos. «No podemos validar unas normas que buscan desconocer la voluntad ciudadana,» concluyó Vivas, instando a sus colegas a recordar para quién están trabajando realmente.
Por qué importa: Sobre el pacto entre Capriles y Rosales, Pérez Vivas dijo que es hora de dejar de lado los intereses individuales y pensar en el bienestar del país. «No es conveniente que dos o tres partidos pretendan imponer unas normas de acuerdo a sus intereses».