Leopoldo López lanza un SOS global desde el World Liberty Congress

Leopoldo

Leopoldo López, el renombrado opositor del régimen chavista en Venezuela, conversó con el periódico argentino La Nación, asegurando que hay grietas en la fachada democrática de su país natal, convirtiendo su historia en un testimonio de la transformación de una democracia en una autocracia, a pesar de la aprobación de naciones que invocan la autodeterminación de los pueblos para justificar la pérdida de derechos cívicos.

Desde el World Liberty Congress, López hace un llamado a una coalición global de activistas para enfrentar la creciente amenaza de las autocracias. «Los autócratas se están uniendo, aprendiendo unos de otros y formando una red global para atacar de manera concertada los valores democráticos del mundo libre. Mientras tanto, los activistas, disidentes y movimientos por la libertad están desorganizados», advierte en su sitio web.

López señala que la invasión rusa de Ucrania ha intensificado esta dinámica global, afectando regiones desde África hasta el sureste asiático y Europa del Este. Mientras países como Argentina, Venezuela y Brasil siguen atrapados en debates de izquierda contra derecha, López argumenta que el verdadero conflicto global actual es entre democracia y autocracia.

Recuerda un «largo invierno» en el que la comunidad internacional ignoró la crisis venezolana, a pesar de señales claras como la represión de la libertad de expresión, la detención de presos políticos, expropiaciones, ataques a libertades individuales, intervención judicial y militarización de la sociedad. Atribuye esta ceguera a un «espejismo» creado por el aumento de los precios del petróleo en 2005, lo que llevó a muchos países democráticos a descartar los problemas de Venezuela como peculiaridades de una «democracia al estilo caribeño».

López describe cómo la manipulación de la verdad y la división de la sociedad han sido herramientas clave para el avance de la autocracia en Venezuela, subrayando cómo la manipulación de las redes sociales y la percepción pública han alimentado divisiones entre diferentes grupos sociales, socavando la democracia en el proceso.

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