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Blinken y Kuleba hacen una parada estratégica en McDonald’s

En una visita sorpresa a Kyiv, el secretario de Estado estadounidense se detiene en la cadena de comida rápida con su homólogo ucraniano.

En el corazón de Kyiv, los flashes de las cámaras capturaron un momento insólito pero significativo: el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, deteniéndose en un McDonald’s durante una visita inesperada del diplomático estadounidense a Ucrania, siendo esta su cuarta desde el inicio de la invasión rusa.

El encuentro, más allá de la búsqueda de un snack rápido, trascendió a un simbolismo de camaradería y de reafirmación de lazos diplomáticos. Blinken expresó su apetito por las famosas papas fritas de la cadena, mencionando: «Creo que tengo un interés real en conseguir algunas papas fritas». Una preferencia que no solo destaca el anhelo de un placer culpable, sino que se suma a la narrativa de normalidad en medio del caos.

Por su parte, Kuleba evidenció gratitud hacia su homólogo estadounidense, agradeciéndole por «ayudar a que McDonald’s regresara» a Ucrania después de que varias compañías occidentales abandonaron el país tras la invasión rusa. El ministro ucraniano con tono apreciativo articuló, «Realmente quiero agradecerte por ayudarlo a regresar». Un gesto que va más allá de la restauración de una cadena de comida rápida, y que se percibe como una señal de apoyo y revitalización económica.

Este encuentro sucede en el marco de un movimiento significativo por parte de McDonald’s, que decidió retirarse del mercado ruso a principios del año pasado, dando una posición clara en medio del conflicto que sacude la región desde febrero de 2022.

Mientras las papas fritas encontraban su camino en la mesa de los diplomáticos, las conversaciones diplomáticas subieron un peldaño con Blinken asegurándole al presidente ucraniano Volodimir Zelenski que Washington está decidido a «maximizar» los esfuerzos para brindar apoyo a Ucrania mientras se enfrenta a las tropas rusas en el este y el sur del país.

Así, en medio de los colores vivos y el olor a comida rápida, el McDonald’s de Kyiv se convirtió por un momento en un pequeño epicentro de diplomacia, donde las palabras fluyeron acompañadas de un ambiente que se atreve a vislumbrar una pizca de normalidad y la promesa de una colaboración continua.