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Un resurgir petrolero: Venezuela y China cocinan una alianza energética equitativa

La reactivación del Comité Mixto de Alto Nivel apunta a una revitalización de las relaciones bilaterales, con el crudo como protagonista.

En un movimiento que ha sorprendido a la escena internacional, Venezuela y China están llevando su relación a un nuevo nivel. Durante la visita oficial del presidente venezolano Nicolás Maduro a China, ambos países han celebrado más de 16 reuniones donde han acordado no menos de 502 pactos en diferentes campos como defensa, economía, y más notablemente, en energía.

El foco principal de estas negociaciones ha sido la cooperación petrolera. Según el experto Xu Shicheng, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia China de Ciencias Sociales, se está discutiendo «el fortalecimiento de la cooperación petrolera, incluido el establecimiento de posibles empresas conjuntas entre compañías petroleras de China y Venezuela,» una movida que podría sacudir el mercado global de energía.

Una deuda que une, no que separa

Es importante tener en cuenta que la cooperación entre ambos países no es nueva. De hecho, ya había una deuda significativa de Venezuela hacia China, que originalmente ascendía a 60 mil millones de dólares. Un 80% de esta deuda ha sido saldada mediante el envío de crudo venezolano, una estrategia que ha allanado el camino para esta renovada colaboración y la reanudación de las actividades del Comité Mixto de Alto Nivel Venezuela-China, que estuvo en pausa debido a la pandemia.

Crudo: El oro negro que enciende nuevas asociaciones

La inmensa reserva petrolera de Venezuela, la más grande del mundo, juega un papel central en esta renovada relación. Nicolás Maduro señaló que la región oriental de Venezuela, que abarca estados como Anzoátegui y Monagas, posee «un inmenso potencial para unir inversiones, producción y comercio» con la provincia china de Shandong.

China, por su parte, está ansiosa por asegurar fuentes de energía estables y confiables para sostener su economía en rápido crecimiento. El año pasado, el país asiático fue el consumidor de energía más grande del mundo, una dinámica que probablemente persistirá en los años venideros.