Maduro llegó con el ya clásico discurso contra las «medidas coercitivas unilaterales».
A su llegada a La Habana para participar en la Cumbre del G77+China, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, fue recibido por el mandatario cubano, Miguel Díaz-Canel. Durante su intervención en el evento, Maduro instó a los miembros del G77 + China a trabajar en una iniciativa global con el fin de poner fin a las «medidas coercitivas unilaterales» que, según él, han estado afectando a «los pueblos del mundo».
En su discurso, Maduro enfatizó la difícil situación que, afirmó, ha estado enfrentando Venezuela en los últimos seis años a causa de más de «950 medidas en todos los rangos de la economía y de la sociedad». No obstante, el líder venezolano no mencionó que estas sanciones han sido impuestas por diversas naciones y organismos internacionales en respuesta a alegaciones de violaciones a los derechos humanos y otros asuntos críticos.
La reunión del G77, grupo que originalmente fue creado con 77 países miembros y que ahora cuenta con 134, junto con China, tiene como objetivo principal promover la cooperación económica entre las naciones en desarrollo. La presencia de Nicolás Maduro en la cumbre subraya las alianzas políticas y la postura que su gobierno mantiene ante la comunidad internacional.
Aunque Maduro señaló a las sanciones como una de las causas principales de los problemas económicos y sociales que enfrenta Venezuela, es importante tener en cuenta el contexto más amplio y las diversas perspectivas sobre la situación actual en Venezuela, incluyendo las posturas de aquellos que defienden la imposición de sanciones como una herramienta necesaria para abordar lo que perciben como violaciones graves a los derechos humanos y la erosión de las instituciones democráticas en el país.